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Discurso de la secretaria general Rosa Pavanelli al 30° Congreso Mundial de la ISP

31 Octubre 2017
En Italiano, English, Español y Français

DISCURSO DE LA SECRETARIA GENERAL DE LA ISP ROSA PAVANELLI

 

Puedes mantenerte al día con toda la acción en la página web del Congreso de la ISP: http://congress.world-psi.org

Este es el enlace para todas las noticias sobre el Congreso: http://congress.world-psi.org/news/

Y aquí tú puedes encontrar todos los videos en directo de los paneles y eventos: https://www.facebook.com/pg/PSIglobalunion/videos/


DISCURSO

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Queridas compañeras, queridos compañeros, estimados delegados y distinguidos invitados,

Bienvenidos al 30° Congreso de la ISP.

Me complace darles la bienvenida y constatar su nutrida presencia ante la semana que se perfila en la que debatiremos, intercambiaremos opiniones y tomaremos decisiones con el propósito de orientar nuestro trabajo de cara a los próximos 5 años.

Espero que hayan apreciado la ceremonia de apertura, en particular el aporte de Violonissimo que, además de la notable habilidad de sus jóvenes concertistas, nos muestra cómo deberíamos imaginarnos el futuro: joven, animoso, capaz de tocar al unísono prescindiendo de las diferencias de piel, de raza, de género, de cultura y de religión.  Un futuro donde la mundialización rima con solidaridad e igualdad de derechos para todos, donde las personas que vienen antes de los beneficios (“People Over Profit”)  son consideradas la base del desarrollo.

Nuestro Congreso celebra también el aniversario de la fundación de la ISP: 110 años en los que la ISP ha atravesado la Historia consolidando su vocación por la defensa de los trabajadores de los servicios públicos, fortaleciendo su presencia en todos los continentes y alzándose contra toda discriminación, contra las dictaduras, los regímenes opresores y toda cultura violenta, autoritaria y fascista. Es precisamente gracias a la memoria de esta historia importante, al apego por nuestros valores, que debemos ser capaces de reconocer las insidias de los egoísmos en constante aumento en muchas partes del mundo, la desfiguración de la realidad que una derecha xenófoba y no liberal nos grita en la cara así como el canto embelesador de las sirenas del mercado libre que promete bienestar a todos llenando los bolsillos de apenas unos pocos.  

Nuestro congrego también coincide con el centenario de la Revolución de Octubre, un evento que queremos recordar no porque seamos leninistas nostálgicos, sino porque fue la primera vez en la historia que el tema de las condiciones y del papel de la clase trabajadora se impuso a nivel mundial y supuso un hito para todos los eventos históricos del siglo pasado, que aún repercute en el panorama político mundial. 

Quisiera repasar con ustedes los cinco años que han transcurrido desde el Congreso de Durban, no para recordar las decenas y decenas de seminarios, convenciones y reuniones en cuya ocasión la ISP ha dado su contribución y la de ustedes – todas recogidas detalladamente en los informes -, sino más bien para evaluar el camino conjunto que hemos recorrido y, en especial, para comprobar si seguimos la dirección correcta.

Después del Congreso de Durban decidimos conjuntamente que era necesario dotarnos de una estrategia que evitase la dispersión de nuestras fuerzas al perseguir los innumerables objetivos del Plan de Acción,  y que definiese más bien las prioridades organizadas en macro áreas, en clusters  temáticos, que incluyesen todos los aspectos relacionados con la defensa del trabajo y la calidad de los servicios públicos, hilvanándolos con la evolución de la economía mundial, sumamente centrada en una nueva dimensión de la función pública, en especial tras la crisis financiera de 2008.

En 2013,  el Comité Ejecutivo aprobó el documento “Working for the Alternative”, nuestra hoja de ruta, que repartía nuestras prioridades en cuatro sectores: la lucha contra la privatización, el fortalecimiento de los derechos sindicales, el poder influir en las políticas mundiales, y la organización y el crecimiento.

En coherencia con el Plan de Acción, “Working for the Alternative” (Trabajando para la Alternativa) nos ha proporcionado un método de trabajo y una estrategia para hacer crecer el papel de la ISP, pero sobre todo para reforzar nuestra convicción de que se puede osar, se puede desafiar el estatus quo al trabajar en conjunto aunando nuestras fuerzas.

Expongo a seguir cuatro ejemplos que representan otros tantos casos de éxito de la ISP alcanzado en las últimas semanas.

- Hace algunos días el Tribunal Constitucional de Indonesia declaró tajantemente como anticonstitucional la privatización del abastecimiento hídrico de Yakarta, un logro que corona una batalla librada durante una década por la ISP y sus aliados, y que añade un listón más a la ya larga lista de los servicios que han sido devueltos al sector público.

 -La ratificación por parte de Filipinas de la Convención 151 de la OIT, el único país en toda Asia. Ha sido un éxito de los afiliados filipinos, quienes trabajaron durante años para alcanzar ese objetivo. Es también un éxito para toda la familia de la ISP, de su personal así como de JHL y SASK que apoyaron esa lucha.

- El reconocimiento por parte del gobierno de Liberia del congreso fundacional de NAHWAL. Desde la epidemia del Ébola en el África occidental, donde casi mil trabajadores de la sanidad murieron infectados. En Liberia, donde a los funcionarios públicos no se les permite formar sindicatos, Joseph Tamba y  George Poe, líderes del sindicato NAHWAL, fueron despedidos por haber denunciado la inexistencia de protecciones personales además de las terribles condiciones laborales a las que se vio obligado el personal sanitario durante la crisis. Hace dos años que la ISP estaba trabajando en un proyecto en el África occidental sostenido por Kommunal, Unison, Union to Union y, además,  por el aporte de Jichiro y SEIU, y que se reparte en distintas vertientes: garantizar el derecho de asociación a todos los trabajadores del sector, llamar la atención de la comunidad internacional sobre las violaciones de los derechos de los trabajadores y sobre la necesidad de asegurar los recursos que requiere un servicio sanitario público de calidad.

Hace unas semanas NAHWAL celebró su primer congreso reconocido por el gobierno, en el que fueron reelegidos sus líderes. Con la ayuda de la ISP fue presentada una reclamación a la OIT por la violación de los derechos sindicales. Numerosos afiliados se han movilizado ante las embajadas liberianas de todo el mundo para apoyar la lucha de nuestros compañeros. Queremos seguir apoyando este esfuerzo colectivo hasta lograr que Joseph y George sean reincorporados a su trabajo y que sea reconocido el sindicato. La semana que viene sabremos quién será el nuevo Presidente de Liberia y ojalá que George Weah sea el campeón para que pueda marcar un gol a nuestro favor.

-Nuestros compañeros de los sindicatos independientes de Egipto, Sahar y Tarek, non podido reunirse con nosotros; en cambio,Tarek y los otros 8 sindicalistas, detenidos porque defienden el derecho a la libertad de asociación, ya están libres, lo cual se debe también a la movilización y a la presión de la ISP y de sus afiliados en todo el mundo.

Son quizá pocos estos ejemplos, pero no dejan de ser importantes a la hora de explicar que existe un valor añadido en el trabajo conjunto y que ¡unidos podemos sentar la diferencia!

ADELANTE CON EL DERECHO SINDICAL

La reafirmación de los derechos sindicales sigue siendo el fulcro de nuestra acción. Hoy la ISP está visible en el trabajo junto a la OIT. No tomamos parte apenas en el Comité para la Aplicación de las Normas, puesto que durante la Conferencia Internacional del Trabajo también participamos en todas las comisiones, además de seguir igualmente decenas de casos presentando numerosas reclamaciones y observaciones.

La contribución de la ISP ha sido fundamental en el tema de la migración, de la violencia en el lugar de trabajo, de la revisión de la Recomendación 71 relativa a la transición de la guerra a la paz, sobre la cadena de suministro global, en las reuniones tripartitas de sector de la Administración Pública y de la Sanidad (que desde hacía décadas no se celebraban), hasta ser los promotores de la petición de una norma internacional para la protección de los whistle-blowers (denunciantes), con especial referencia a los trabajadores de los organismos de control. Si hemos sido capaces de todo esto, se debe a que muchos de ustedes han contribuido de modo concreto, amén de ayudado en la participación capilar de la ISP en los diversos comités.

Desde Estados Unidos hasta Brasil, desde Egipto hasta el Reino Unido, desde Suazilandia hasta Japón, son cada vez más numerosos los gobiernos que promueven reformas en detrimento de la libertad de asociación, del derecho a la negociación colectiva y del derecho de huelga. Los derechos sindicales son derechos humanos y al denegarlos se socava la dignidad de los trabajadores y se erosionan por partes iguales los propios principios de la democracia.  Egipto y Guatemala, donde los asesinatos de los sindicalistas permanecen impunes, en Turquía donde 100.000 funcionarios públicos han sido despedidos y decenas de nuestros compañeros detenidos sin ninguna prueba de su implicación en el presunto golpe de estado de julio de 2016, son algunos de los países en los que la labor de la ISP y de sus afiliados defiende igualmente la democracia bajo amenaza. Asimismo en Corea del Sur, donde la participación activa en la “Candlelight campaign” (Campaña de las Velas) de nuestros afiliados ha ayudado a barrer con un gobierno autoritario y antisindical, aunque se continúe lamentando el hecho de que el Presidente del KCTU, a quien enviamos toda nuestra solidaridad, siga encarcelado injustamente.

E igualmente los proyectos contra el trabajo precario e informal en los sectores públicos en India, Nepal y Paquistán, para organizar a los trabajadores de la sanidad privada en Filipinas; los proyectos para los derechos de los jóvenes trabajadores del Cono Sur y de Suráfrica, y de los migrantes a lo largo de sus rutas. Es larga la lista de iniciativas destinadas a reiterar la dignidad y el centrismo del trabajo en todo el mundo, desarrollado gracias a la contribución de tantos sindicados que han puesto a disposición los recursos y la voluntad de acoplar sus políticas de solidaridad internacional a los objetivos de la ISP.

LA LUCHA CONTRA LA PRIVATIZACIÓN

Las políticas de austeridad y de recortes en los gastos públicos siguen vigentes más allá de toda evidencia - con amplio reconocimiento incluso por parte de las instituciones financieras - y  han generado desigualdad, pobreza y desempleo a niveles superiores a la crisis de 2008, demostrando además toda su naturaleza ideológica de ataque contra el empleo público, el sindicato y el sistema del bienestar. Esto no nos ha desalentado, sino lo contrario, en los últimos años hemos dedicado una parte considerable de nuestro trabajo a desenmascarar la retahíla de mentiras que nuestros adversarios utilizan para tutelar y ensanchar sus propios intereses y regalías.

La lucha contra la privatización es la nueva imagen de la Campaña por los Servicios Públicos de Calidad lanzada hace tiempo por la ISP. Hemos tratado de analizar con mayor atención las distintas formas de privatización, (externalización, contratas públicas, concesiones, Partenariados Público Privados), de elaborar estudios e investigaciones para proporcionar argumentos a nuestros afiliados  e instrumentos que estén a la altura del contraste con la contraparte. He mencionado antes el caso de Yakarta, pero permanecemos al lado de nuestros afiliados en la pugna contra la privatización de los servicios públicos en muchas campañas nacionales, desde Brasil hasta Nigeria, desde Uganda hasta Gran Bretaña, desde Australia hasta Liberia y Mauricio, construyendo alianzas locales y solidaridad internacional, llegando en algunas ocasiones a denunciar los intereses de los inversores extranjeros y sus presiones sobre los gobiernos locales. 

Es una satisfacción poder decir que aun cuando subsistan las dificultades, se multiplican los ejemplos de servicios que vuelven al sector público, en particular en los sectores del suministro del agua y de la energía, hasta el punto que hoy ya se conocen más de 1000 ejemplos. Es un claro indicio de que algo está cambiando: el hecho de que, por indicación de la ISP, este  año las Naciones Unidas hayan otorgado el premio por el mejor servicio público a “Eau de Paris”, la empresa pública del abastecimiento de agua de París, un cambio que nos permite albergar esperanzas y que nos alienta a perseverar en nuestro cometido.

Han tenido especial relieve los estudios relativos al perjuicio que suponen los PPP para la calidad de los servicios, su accesibilidad y su impacto a largo plazo sobre la deuda pública. Es un trabajo detallado y bien documentado que nos ha permitido suscitar críticas desde las instancias internacionales, desde la UNCTAD y la FFD hasta el FMI y la COMHEEG. Logramos por primera vez no solo la validez de nuestras argumentaciones sino también que se pusiesen en entredicho los PPP como instrumentos no aptos para los sectores de elevado impacto social, tales como la sanidad, la educación y los servicios hídricos.

Puede parecer poca cosa, pero todo ello es un gran logro si pensamos que hace apenas dos años, en la conferencia de Addis Abeba por la Financiación del Desarrollo, el único mantra era la invitación generalizada dirigida al capital privado para que invirtiese en los PPP.

Hicieron falta tiempo y argumentaciones para convencer también a nuestros colegas de la CSI y de las demás Federaciones, tan convencidos como estaban de que los PPP fuesen una oportunidad para el desarrollo, el crecimiento del empleo y la rentabilidad para las inversiones, incluso de los fondos de pensión. Sin embargo, con nuestras críticas, publicaciones e incontables alianzas con los movimientos comprometidos con las campañas, ya sea a nivel local como mundial, con mucha presión sobre las instituciones internacionales, logramos sembrar la duda y aun erosionar ese dogma según el cual lo privado es mejor, y, por supuesto, ¡que las personas han de anteponerse a toda ganancia!

Pienso que el éxito más importante haya sido el que se consiguió con nuestro cometido junto a la ComHEEG, la Comisión de las Naciones Unidas para el empleo en el sector de la sanidad y el crecimiento económico, mediante el cual amén de las múltiples experiencias y propuestas presentadas por ustedes, de las horas de trabajo nocturno de una parte del personal de la ISP, pudimos plantear ejemplos convincentes basados en hechos y datos que, tal como afirmó públicamente Richard Horton, director de Lancet y coordinador del Comité de Expertos, no podían ser refutados. Se trata del primer documento elaborado por una institución internacional (y aprobado por la Asamblea General de la ONU) que, además de promover la contratación de 40 millones de trabajadores en el sector de la sanidad hasta 2030, por primera vez plantea la duda de que la privatización de ese sector pueda repercutir de manera negativa sin corresponder a las finalidades generales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Este es otro éxito que atribuyo a nuestra labor y que me lleva a decir que debemos ser más atrevidos para llegar más lejos. 

En diciembre de 2015, se llevó a cabo, en AFSCME, una reunión con los líderes de los principales sindicatos afiliados a la ISP para estudiar cómo fortalecer nuestra labor en contra de la privatización de los servicios públicos. Desde entonces hemos trabajado para consolidar una red de alianzas con las ONG y las organizaciones de la sociedad civil, cuya finalidad es el aprovechamiento en red de nuestros objetivos, de nuestra información, de nuestras investigaciones y experiencias y, en un futuro cercano, también de nuestras campañas.

Así nació el “Privatization Watch”, un boletín informativo que ya tiene 5000 lectores, y que les invito a consultar y a suscribirse si es que todavía no lo han hecho. En estos días les presentaremos la plataforma digital que a partir del próximo año nos permitirá conectar en red las diferentes acciones contra las privatizaciones que se llevan a cabo en el mundo, además de intercambiar información, experiencias y solidaridad, monitorizar a las transnacionales - y sus sucursales - que ambicionan hacerse con los servicios públicos de todos los países. Esta publicación representa un instrumento que goza del apoyo de muchos de nuestros socios y que ofrece un gran potencial para aumentar la eficacia de nuestras acciones, con tal de que todos ustedes se comprometan, por supuesto, a alimentarlo con sus contribuciones.

INFLUIR EN LAS POLÍTICAS A ESCALA MUNDIAL

El abordaje estructural y estratégico para influir en las políticas a escala mundial que defiendan el trabajo y los servicios públicos, ha sido elegido como marco para enfocar nuestras dos campañas, quizá las de mayor impacto: la campaña contra los tratados multilaterales de libre comercio y la campaña por la justicia fiscal.

Aquí también estuvimos solos al principio, cuando se trató de denunciar los peligros que nos acechan con CETA, TPP, TTIP y, en particular, con TISA. Fueron pocos los centros nacionales y las federaciones mundiales GUF que compartieron nuestras inquietudes.

Me enorgullece reivindicar la gran labor de divulgación y formación que la ISP ha impulsado con relación a TPP, TTIP y TISA, e igualmente la contribución aportada a la campaña contra el CETA, lo cual permitió que miles de afiliados se empaparan de las argumentaciones necesarias para convencer a la opinión pública e influir de esa manera en sus decisiones. Nuestra capacidad para reunir una amplia coalición de fuerzas ha sido el motor de la extraordinaria participación registrada en centenas de manifestaciones a escala mundial.

El panorama actual es confuso. El CETA se encuentra en una fase de “vigencia provisional”. El TPP, abandonado por la administración Trump, continúa las negociaciones con los restantes 11 países. Mientras el TTIP esté congelado, la Unión Europea se ha propuesto multiplicar los acuerdos bilaterales con, entre otros, Japón, India, Filipinas y Nigeria. Son 16 los países de la región Asia Pacífico, incluyendo a China, India, Japón y Australia, que están involucrados en la negociación del “PECR - Partenariado Económico Comprensivo Regional”. Por lo tanto, tenemos una gran labor por desarrollar de aquí en adelante, pero lo que sí es cierto es que hoy sabemos que es preciso que el debate sobre los tratados de libre comercio salga fuera de las salas secretas de los negociadores y de los economistas. Nos lo han dejado como enseñanza las elecciones en EE.UU, donde todos los candidatos se declararon en contra del TPP. Nos lo han dejado claro también nuestros compañeros uruguayos y paraguayos, quienes han conseguido que, con sus grupos de presión, sus dos países se retirasen del TISA. Lo que nos fortalece, debilitando a la vez a nuestros adversarios, es salir a la calle, manifestarnos en los espacios públicos y salir en las primeras planas de los periódicos, logrando por este medio influir en las decisiones políticas.

Es asimismo motivo de orgullo y satisfacción personal hablarles sobre nuestra campaña por la Justicia Fiscal.

Hace tres años, pocos apostaban que la fiscalidad de las transnacionales se convertiría en un tema candente para el mundo de la política. Es más, muchos pensaban que el programa BEPS de la OCDE habría placado el descontento que bullía a flor de piel. Hoy sabemos que esta argumentación también ha emergido en las confrontaciones entre “expertos” y que ha sido expuesta a pleno sol.

No quiero decir con esto que lo hemos logrado todo nosotros solos. Es indudable que las revelaciones de los “Lux- Leaks” y de los “Panama Papers” han puesto de manifiesto la magnitud del fenómeno de la evasión y de la elusión fiscal de las multinacionales, así como el tupido enredo del intercambio de favores entre los políticos y las transnacionales, que constituyen el verdadero escándalo y la causa profunda de las crecientes desigualdades.

Considero como un mérito, eso sí, el haber tenido el tino de percibir que el momento era propicio para lanzar este desafío. Nuestra contribución concreta a la creación de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, en su sigla en inglés), ha tenido un rol estratégico en los foros internacionales donde se ha celebrado el debate sobre la financiación para el desarrollo; asimismo la traducción a un lenguaje comprensible y la transposición a programas de formación para sindicalistas relativos a la dinámica compleja que eximen las transnacionales de pagar impuestos. Hemos realizado además estudios de caso sobre varias de estas compañías. Sin la contribución fundamental del SEIU y de la FESP en la campaña contra McDonald en Europa y de la FIT en la campaña contra Chevron en Australia, las dos empresas no hubiesen sido perseguidas por sus gobiernos por el perjuicio causado por sus esquemas de evasión fiscal. Estas campañas han permitido a la Unión Europea investigar sobre los impuestos pagados por McDonalds y Chevron se vio obligado a pagar 10 mil millones de dólares por impuestos retrasados.

Se han iniciado, además, los estudios de caso de las compañías. Sin la contribución fundamental del SEIU y de la FESP en la campaña relacionada con McDonald en Europa, y de la FIT en la campaña relacionada con Chevron en Australia, no tendríamos hoy dos sentencias ejemplares que obligan a indemnizar el perjuicio causado por las artimañas fiscales a que han recurrido esas empresas.

Aunque lo más importante es que no habríamos demostrado que podemos atrevernos a poner en entredicho el sistema y que ¡sí, David aún puede desafiar y vencer a Golia!

En este sentido también ha sido determinante el que hayamos sido capaces de construir alianzas, de crear sinergias con tantas organizaciones que enriquecen nuestra capacidad de influir en las políticas.

Que se me permita, no obstante, reconocer que sin la contribución de la Friedrich Ebert Stiftung nuestra mera voluntad no habría sido suficiente, y que manifestó su apoyo inmediatamente, cuando aún muchos no creían que el libre comercio y la fiscalidad pudiesen representar argumentaciones para las campañas tan difusas y populares de los sindicatos.

En la actualidad la visibilidad de la ISP ha aumentado en todas las sedes de la  ONU en cuyas sesiones participamos, a veces como única federación mundial representativa de los trabajadores. Nuestro rol es apreciado y reconocido por decenas de socios internacionales. El trabajo hecho sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible dan fe de ello, asimismo nuestra participación en la Comisión sobre el Estatuto de la Mujer (CSW, en sus siglas en inglés) y en el Global Compact sobre la  Migración. Un crédito que trasluce en los pequeños, pero constantes, progresos por el reconocimiento del rol de los trabajadores y de los sindicatos en las políticas en pro del desarrollo y de la igualdad.

Nuestra participación en la OCDE ha adquirido un carácter más selectivo y coherente con nuestras prioridades, a saber: la privatización de los servicios públicos, la gobernanza de las administraciones públicas, la fiscalidad de las transnacionales, la corrupción, la sanidad, los servicios públicos y la digitalización.

Por último, ya que he mencionado nuestra labor en la OIT, no puedo dejar de mencionar, no obstante, otros dos asuntos de calado.

El primero es el Memorando entre la OIT y la ISO relativo a la normas de seguridad para los trabajadores.

 En los últimos dos años hemos trabajado con ahínco para que nuestros afiliados colaborasen con las confederaciones en el rechazo de las normas ISO. El contenido de esas propuestas no es aceptable por conllevar un tema pernicioso, es decir que con ese Memorando la OIT externaliza una función específica de su competencia de protección de los trabajadores, a una entidad privada, ¡en la que los trabajadores no pueden expresarse!  La defensa del tripartidismo de la OIT equivale a defender el papel de los sindicatos, nuestro papel.

Creo que deberíamos denunciar ese intento por reducir la autonomía del sistema tripartito que se está manifestando en muchas direcciones, desde las normas de seguridad del Banco Mundial hasta los planes para el trabajo digno de la OCDE, cuyo propósito es claramente el de socavar la función de la OIT, el único organismo internacional donde el sindicato goza de dignidad a la par y, sobre todo, de igualdad en términos de estatus respecto de las otras partes. 

El segundo asunto es el derecho a la huelga. Durante la Conferencia Internacional del Trabajo de 2012, el Grupo de los Empresarios cuestionó la interpretación, corroborada desde hace muchos años por el Comité de los Expertos para la Aplicación de las Convenciones y de las Recomendaciones, e igualmente por el Comité para la Libertad de Asociación, en virtud de la cual  el derecho a la huelga queda cubierto por la Convención 87. Se produjo en los años subsiguientes la parálisis del Comité de los Expertos y del Comité para la Aplicación de las Normas, una fase que se concluyó en 2015 mediante un acuerdo rubricado entre el Grupo de los Trabajadores y el Grupo de los Empresarios, el cual atribuye nuevo calado  al papel del Comité de los Expertos, pone en pie de igualdad el derecho de huelga y el cierre patronal, y deniega asimismo que la Convención 87 conceda reconocimiento internacional al derecho de huelga. El acuerdo fue firmado sin que se consultase al Grupo de los Trabajadores sobre el texto acordado y, en la primavera de este año, ha sido renovado sin ninguna confrontación con el Grupo de los Trabajadores ni entre las Federaciones Globales (GUF, en sus siglas en inglés). 

En lo personal, considero ese acuerdo como un error gravísimo y la falta de confrontación entre los sindicatos un método inaceptable.

Por lo que se refiere al fondo, dejo que ustedes mismos lo juzguen, ustedes que padecen a diario las restricciones del derecho de huelga, su criminalización hasta con la detención, tal como ocurrió en España con 200 compañeros, entre otros casos.

Cuando el diálogo social se queda sin sustancia al impedirse la negociación colectiva, cuando el derecho a formar un sindicato es afectado, sin la protección del derecho de huelga, ¿qué les queda a los trabajadores y a sus sindicatos para lograr que se les escuche?

Maina Kiai, Ponente Especial de la ONU sobre el derecho de asamblea y de asociación, señala que “el derecho de huelga es un derecho humano fundamental inscrito en la legislación internacional del trabajo, siendo su protección necesaria para garantizar que la sociedad sea justa, estable y democrática”.

ORGANIZACION Y CRECIMIENTO

Debo reconocer, en cambio, que en los apartados de la organización y del crecimiento no hemos alcanzado los objetivos prefijados.

Estamos revitalizando las redes mundiales por sector en la sanidad, los poderes locales, la educación y la cultura, las administraciones nacionales, de conformidad con el mandato de Durban, pero persisten los desequilibrios y las dificultades en lo relativo a la organización regional de las redes. La ampliación de su presencia, la creación de las redes de la energía, del agua y de los residuos  son imprescindibles para poder responder a tiempo a las necesidades de los afiliados locales, para acompañar los procesos de privatización y para que nuestras campañas tengan arraigo en el tejido local.

Tal como lo ha demostrado también el Comité de la Mujer en más de una ocasión, debemos aún colmar la gran brecha existente entre el elevado número de trabajadoras en nuestros sectores y su presencia efectiva en el  liderazgo de los sindicatos afiliados.

Asimismo, en este congreso ha quedado patente la diferencia entre los jefes de delegación, los secretarios generales o los presidentes ya que, lamentablemente, aún hay quien no respeta la norma relativa a la igualdad de género en todos los órganos.

Lo mismo vale para los jóvenes, un tema que ha insuflado el debate en los ejecutivos regionales de los últimos años. Aún así, y ante estos hechos, cabe destacar que todavía hay muchas – demasiadas - resistencias incluso a la hora de nominar candidatos para nuestros órganos estatutarios. Cuando yo tenía 30 años, los dirigentes de mi sindicato tuvieron confianza en la generación joven que emergía de las luchas estudiantiles y nos dejaron el espacio necesario ofreciéndonos la dirección de nuestras organizaciones.  Actualmente, todos debemos atrevernos a hacer lo mismo si queremos garantizar el futuro del sindicato, si no queremos correr el riesgo de acabar como tantos partidos.

Los datos menos satisfactorios de los últimos 5 años están relacionados con el número de los miembros.  Nuestro supuesto era que lograríamos crecer; sin embargo, los ataques arremetidos contra el empleo público han repercutido en nuestros afiliados, y han redundado también en las filas de la ISP.

Excepto algunas diferencias en determinadas regiones, la pérdida de inscritos es limitada, pero el impacto sobre los recursos refleja la reducción de los miembros en aquellos países cuyo índice es 100%,  e igualmente el recorte salarial de los trabajadores que a menudo se debe al traspaso de esos servicios al sector privado.

Aunque este dato no nos resulte alarmante en la actualidad, es necesario fortalecer nuestra capacidad de captar a nuevos afiliados para garantizar el mañana. Hay que invertir en la sindicalización de determinados sectores tales como los servicios sociales, la sanidad privada y los residuos donde se prospecta un crecimiento. Sin embargo, incluso entre los afiliados actuales se perfila un gran potencial de crecimiento, a condición de que se plasme la idea según la cual el lograr sinergias puede resultar ventajoso para todos.

EL INFORME FINANCIERO

Habrá quienes recuerden que el balance de 2012 se cerró con un desajuste considerable, algo preocupante para la estabilidad financiera de la ISP, lo cual se debió, en amplia medida, a los gastos más ingentes en que se había incurrido por concepto del Congreso de Durban.  En 2013, 2014 y 2015, como consecuencia de las disputas legales, tuvimos que efectuar desembolsos no presupuestados que sumaron varios miles de euros. El esfuerzo por estabilizar el presupuesto se centró, por lo tanto, en el recorte de los gastos estructurales, tales como el cierre de algunas oficinas subregionales, la no reposición del personal que ha pasado a la jubilación e igualmente la congelación de los salarios de toda la plantilla durante dos años. Han sido sacrificios importantes que deseo reconocer públicamente a todo el personal de la ISP.

Al mismo tiempo, logramos reducir la financiación de las reuniones subregionales sincronizando su programación de manera que no se duplicasen los costes ni que fuese afectada la participación. Muchos de ustedes nos han ayudado haciéndose cargo de la logística para las reuniones y los eventos, ofreciendo el espacio para las oficinas de la ISP y contribuyendo a los costes con el personal como se ha hecho en Brasil, Argentina y Japón. Va a todos un agradecimiento muy sincero, porque esa contribución aunada a nuestros esfuerzos, nos han permitido tanto la consolidación del presupuesto como la concreción de la planificación de nuestras actividades.

Creo que cabe valorizar este resultado, puesto que, en estos cinco años, tan solo han sido necesarios dos ligeros aumentos de las cuotas.

Para el futuro, hemos de esforzarnos por mantener el mismo rigor y la misma ética, ya sea en la sede como en las centrales regionales. Transmito, al mismo tiempo, al grupo directivo que será elegido en estos días, la necesidad de una reflexión profundizada sobre cómo garantizar en el futuro los recursos necesarios tanto para nuestro trabajo como para el fortalecimiento de las sinergias.

LAS PERSONAS POR DELANTE DE LOS BENEFICIOS: LOS PRÓXIMOS CINCO AÑOS

“La libertad de una democracia no está segura si las personas toleran el crecimiento del poder privado hasta tal punto que se vuelve más fuerte que su propio estado democrático. Eso es, en su esencia, el fascismo.”

Eso escribió el Presidente Roosevelt al Congreso de EE.UU en abril de 1938. Roosevelt tenía la mirada puesta en los trágicos eventos de la Europa de aquellos años, pero yo creo que sus palabras aún tienen mucho sentido para nosotros también.

Al cabo de 80 años de aquella advertencia, se perciben hoy claras señales de una involución democrática y del poder prevaleciente de los intereses económicos privados, todo ello antepuesto a nosotros.

La brecha entre los ricos y los pobres nunca había sido de tal calado en la historia, con la riqueza concentrada en las manos de poquísimas personas, llegando incluso a superar la de muchísimos estados. Ello nos ilustra en el plano físico el nivel intolerable de injusticia que la mundialización liberal ha generado en estos años.

Las conquistas que parecían consolidadas en el plano social, en cambio van a menos cuando no desaparecen por completo, mientras quienes nunca las han disfrutado se encuentran, con cada vez mayor frecuencia y sin esperanza alguna, supeditados a formas de explotación que muy difícilmente podríamos no calificar de esclavitud. Desde los migrantes a los niños, desde las mujeres hasta los jóvenes, su trabajo es de bajo coste, sin protección, sin cotizaciones, sin estabilidad, sin acceso a los servicios públicos, lo cual marca el paso hacia la pobreza para millones de personas a cada año. Según la OCDE, se cuentan 150 millones apenas por concepto de lo que cuestan los tratamientos médicos recibidos por vía privada.

Con todo ello como telón de fondo, el poder de las transnacionales ha aumentado hasta imponerse por encima de los estados, llegando incluso a condicionar la elección de políticos y gobiernos amén de sus agendas, con la cuasi institucionalización de un sistema de corrupción internacional.

Estamos ante la reaparición dramática de formas brutales de un colonialismo que en el sur del mundo - y en África en especial -, arrasa los recursos tanto naturales como humanos.

El sobrecalentamiento del planeta y el cambio climático están en el origen de las catástrofes naturales cuya frecuencia es cada vez mayor y que obligan a millones de personas a huir de sus propios países en un intento por sobrevivir, al igual que quienes huyen de la guerra, de la violencia y de las violaciones de los derechos humanos.

Al no haber un gobierno global para los fenómenos propios de nuestra época, el racismo, la xenofobia, el terrorismo y el nacionalismo se extienden manipulando los temores y sembrando la incertidumbre en las personas. En pocas palabras, crece el fascismo.

Han surgido en esta forma Trump, Temer, Macri, el Bréxit, los impresentables gobernantes de los países con el nuevo telón de alambrado de púas de la Europa oriental. Y, ¡estoy segura de que ninguno de nosotros imaginaba que nuestro congreso pudiese llevarse a cabo bajo la amenaza insensata de una guerra nuclear!

Esta situación es la demostración del fracaso de esa élite que pretende gobernar el mundo. El G7, el G20, e incluso la OCDE, el Foro Económico Mundial, constituyen clubes exclusivos con capacidad para poner en práctica las decisiones del capital, pero que no son aptos para gobernar en estos tiempos difíciles habida cuenta de los desafíos de la época.

Cada vez que nos hemos declarado “favorables al cambio”, “abiertos a la modernidad”, listos para “adaptarnos” tal como nos pide el capital a escala mundial, al pensar que librábamos el pellejo, nos hacíamos corresponsables de este desastre.

Hace falta una gobernanza a escala mundial, dentro del sistema de la ONU, que incluya a todos los países en un intento por superar las desigualdades, las injusticias y los desequilibrios del desarrollo, que plante cara a los retos a nivel mundial, con la participación de todos y en el pleno reconocimiento del papel tanto de los trabajadores como de sus sindicatos.

Por otra parte, las desgracias de la Historia siempre han sido el engendro de la exclusión.

Nosotros podemos contribuir a que esta situación dé un vuelco, trabajando con mayor ahínco ante los retos a nivel mundial.

En la actualidad, la perspectiva de la digitalización y de las nuevas tecnologías proyecta una sombra sobre el futuro del empleo en muchos sectores. Esa preocupación está ampliamente justificada, aunque el mercado de trabajo haya evolucionado siempre gracias a la innovación tecnológica. La digitalización debe preocuparnos por la apabullante concentración del conocimiento y de la riqueza en manos de unas cuantas transnacionales que operan en determinados sectores. El debate que se ha generado respecto del Ingreso Básico Universal (Universal Basic Income), preconiza una sociedad donde será suficiente garantizar la subsistencia a la mayoría más débil, pobre y excluida, para garantizar el lujo a una minoría muy reducida. En pocas palabras, un nuevo ardid para favorecer otra campaña ideológica devastadora en pro del triunfo del liberalismo. Debemos centrarnos en esto para ir por delante de  nuestros adversarios.

Nuestra defensa de los “primeros en responder” (first responders”), debe velar por las políticas para  el cambio climático, el desarrollo urbano, además de los derechos que corresponden a los trabajadores.

Nuestra campaña por la financiación de los servicios públicos debe ser capaz de correlacionar la fiscalidad, la corrupción y la deuda pública, ya que éstas deben volver a constituir un factor de flexibilidad en la gestión de las finanzas públicas, respondiendo a las necesidades colectivas y al interés general. Ha de ocuparse de la financiarización de las contratas para infraestructuras con la finalidad de bloquear el ataque encubierto contra los fondos de pensión que se está perpetrando actualmente, y garantizar de este modo la vejez de nuestros trabajadores.

La valorización de los servicios públicos para la inclusión de los migrantes, los desplazados y los solicitantes de asilo, debe representar nuestra aportación para derrotar la ignorancia y los prejuicios, en pro de una sociedad más justa y pacífica, aun con el riesgo de ahuyentar las simpatías de algunos afiliados.

El mundo se encuentra en una encrucijada y si nos tardamos demasiado tiempo en atrevernos a asumir el liderazgo, no habrá futuro para la clase trabajadora.

Nosotros contamos con una extensa presencia en los cuatro continentes. Debemos saber aprovecharla para enriquecer aún más nuestras políticas regionales y mundiales con propuestas claras, radicales e incluyentes que estimulen la participación, la democracia y la justicia. Y para que, cuando haga falta, sepamos decir que no.

Tan solo en esta forma podremos construir un mundo más justo y solidario que anteponga las personas a la ganancia. 

Nosotros estamos listos para retomar el camino; con su compañía podemos y queremos ganar.

¡Buen congreso!

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Sisters and Brothers, Delegates, Distinguished Guests,

Welcome to the 30th PSI Congress.

I am delighted that so many of you have joined us for this week of discussions, where we will take decisions that will shape our work for the next 5 years.

I hope that you enjoyed the opening ceremony, especially the performance by Violonissimo. The virtuosity of these engaging musicians is a wonderful example of what the future should look like: enthusiastic young people playing in harmony, oblivious to differences of skin colour, race, gender, culture or religion. A future where globalization stands for solidarity and equal rights for all. Where "people over profit" underpins development.

This congress celebrates the anniversary of PSI's foundation. Over the past 110 years, PSI has been true to its values: defending public sector workers, building a strong presence on all continents, standing up against all forms of discrimination, and combating dictatorships, oppressive regimes, violence, authoritarianism and fascism. Our rich history and attachment to our principles have taught us to recognize the dangers of selfishness, a trend which seems to be on the rise in so many parts of the world. Today, reality is being distorted, exacerbated by the xenophobic and illiberal rants of the right, and accompanied by the siren call of the free market that promises prosperity for all but enriches only the few.

This Congress also coincides with the 100th anniversary of the October revolution. I mention this not because we are nostalgic Leninists, but because it was the first time that the conditions and role of the working classes became a global issue, shaping the historical events that unfolded over the course of the last century. In fact, its influence is still felt throughout the world today.

I would like you to reflect on the five years that have elapsed since our last Congress in Durban. My intention is not to list the dozens upon dozens of seminars, conferences and meetings which PSI has organized with your help. You will find all the details in the many reports we have shared with you. Rather, I'd like to look at what we have achieved and, more importantly, examine whether we are on the right path.

After the Durban Congress, we decided that we needed a strategy to avoid stretching ourselves too thin. We combed through the many objectives in our Plan of Action in order to identify our priorities. We then sorted these into macro areas and thematic clusters, ensuring that all aspects relating to the defence of jobs and the quality of public services were included. We also wanted to show how these have evolved in lockstep with the global economy, particularly as the public sector has shrunk since the financial crisis of 2008.

In 2013, the Executive Board endorsed a road map -- "Working for the Alternative" -- which covers four priority areas: combating privatization; strengthening trade union rights; influencing global policies; organizing and growth.

Taking our cue from the Action Plan, "Working for the Alternative" helped us work out a method and strategy to boost the role of PSI. Perhaps more importantly, it strengthened our conviction that the best way to challenge the status quo is by being proactive and pooling our efforts.

I'd like to share four success stories showcasing PSI's achievements over the last few weeks.

A few days ago, the Indonesian Constitutional Court declared the privatization of the water utility in Jakarta unconstitutional. We are now reaping the benefits of a decade-long battle waged by PSI and its allies. We have notched up another victory, keeping yet another service in the public sector.

The Philippines ratified ILO Convention 151, the first Asian country to do so. Our Filipino affiliates worked for this for many years, and their efforts have now paid off. That success must be shared with the entire PSI family, staff, JHL and SASK all of whom did their fair share.

After its founding congress, NAHWAL was recognized by the Liberian government. The Ebola epidemic in Western Africa claimed the lives of almost one thousand health workers. Under Liberian law, public sector employees are not allowed to form a trade union. Joseph Tamba and George Poe, the two leaders of the NAHWAL union, were fired because they denounced the lack of personal protection equipment and the terrible working conditions imposed on health personnel during the crisis. Over the past two years PSI has been working on a project in West Africa which is supported by Kommunal, Unison, and Union to Union, with the help of Jichiro and SEIU. It aims to: guarantee freedom of association for all workers in the sector; shine an international spotlight on all violations of workers' rights; and argue that resources should be allocated for quality public health services.

NAHWAL held its first congress a few weeks ago and it was recognized by the government. The leadership of the union was reelected. With the support of PSI it filed a complaint in the International Labour Organization against Liberia for its denial of trade union rights. Many affiliates lodged protests with the Liberian embassies around the world in support of our colleagues' struggle. This is a collective effort which we will pursue until Joseph and George have been reinstated in their jobs and the trade union has been recognized. By next week we will know who is going to be the new President of Liberia. Hopefully, George Weah willl be able to show that he is a real champion and that he will manage to score a goal on behalf of us all. 

Our two brothers from the independent unions in Egypt, Sahar and Tarek, cannot be here with us today. But the fact that Tarek and 8 other unionists, who were arrested for defending freedom of association, are now free is due in no small part to the mobilization and pressure of PSI and its affiliates throughout the world.

Although these are just a few examples, they show that there is great merit in working together and that when we are united we can make a difference.

ADVANCING TRADE UNION RIGHTS

Upholding trade union rights is at the very centre of our activities. Today, PSI's visibility has been enhanced through its work with the ILO. We participate not only in the Committee on the Application of Standards, but also in all the other committees that meet during the International Labour Conference. We have also presented dozens of complaints and observations.

PSI made a major contribution to the discussions on migration, workplace violence, the review of Recommendation 71 on the transition from war to peace and on global supply chains in the tripartite meetings on public administration and health services (incidentally, many of these meetings hadn't taken place in years). We were also among the prime movers behind the request for an international standard to protect whistleblowers, particularly employees working in supervisory bodies. Our successes in all these endeavours was made possible only because many of you provided such strong support and backing to PSI in the various committees.

From the United States to Brazil, from Egypt to the United Kingdom, from Swaziland to Japan, more and more governments are seeking to introduce reforms that undermine freedom of association, the right to collective bargaining and the right to strike. Trade union rights are human rights, and to negate those rights is to attack the dignity of workers and to undermine the very principles of democracy. In Egypt and Guatemala trade unionists are assassinated with impunity; in Turkey 100,000 public sector workers have been fired and dozens of colleagues have been arrested without any proof that they were involved in the alleged coup d'état in July 2016. These are just three of the countries where PSI and its affiliates are fighting to defend democracy where it is under threat. And in South Korea, the active participation of our affiliates in the "candlelight campaign" helped sweep away an authoritarian and anti-union regime, even though we are saddened to see that the President of KCTU, with whom we express our solidarity, unjustly remains behind bars.

We are also involved in projects to combat precarious and informal work in the public sector in India, Nepal and Pakistan, and to organize private health sector workers in the Philippines.  There are other projects to help young workers in the Southern Cone and in South Africa, as well as migrants as they embark upon their long journeys. We have a vast range of initiatives that aim to reaffirm the dignity and importance of employment throughout the world. In this we are helped by the contribution of so many trade unions that provide the resources and who align their international solidarity policies with PSI's objectives.

FIGHTING PRIVATIZATION

Austerity and cuts in public spending still continue, in spite of the fact that even the financial institutions recognize that they have generated more inequality and unemployment than during the crisis in 2008. Evidence, if it were needed, that the attack on the public sector, trade unions and our welfare systems is wholly driven by ideology. But we are not discouraged; on the contrary, over the last few years we have expended a lot of energy on unmasking the many lies that our adversaries use to protect and expand their own interests and privileges. 

PSI's fight against privatization is reflected in the Quality Public Services campaign in which we have been engaged for some time. We have studied privatization in its different manifestations (outsourcing, tendering, concessions, public-private partnerships) and shared the results of studies and research with our affiliates so as to equip them with the arguments they need to discredit the claims of our opponents. I mentioned earlier our success in Jakarta. In other parts of the world, however, we are also supporting our affiliates in their fight against the privatization of public services in many national campaigns: from Brazil to Nigeria, from Uganda to the United Kingdom, from Australia to Liberia, even in Mauritius. We have created local alliances and built international solidarity, denouncing the interests of foreign investors and their efforts to put pressure on local governments.

In spite of persistent difficulties, services are increasingly being renationalized, particularly in the water and energy sectors. In fact, today we count no fewer than 1,000 examples. This year, the UN decided - prompted in part by PSI - to award "Eau de Paris", the Paris public water utility, the prize for best public service. This change gives us cause for hope and motivates us to continue.

The damage caused by PPPs to the quality of services, their accessibility and long-term impact on public debt is another matter of grave concern. Thanks to our painstaking and documented reports, we have have been able to raise these issues in various international fora ranging from UNCTAD to the Financing for Development Forum, and from the IMF to the UN High Level Commission on Health Employment and Economic Growth. Our arguments are at last being heard, and there is a growing realization that PPPs are the wrong choice for sectors that have a high social impact, such as in the health sector, education and water services.

It may seem that we have not achieved much, but remember that only two years ago at the Financing for Development Conference held in Addis Abeba, we constantly heard the mantra of the need for private capital to invest in PPPs.

It took time and force of argument to change the minds of our colleagues in the ITUC and the other GUFs, convinced as they were that PPPs were an instrument for development, job creation and investment returns, and also for pension funds. And yet, thanks to our criticisms, publications, our alliances with many movements involved in local and global campaigns, and also to the pressure we brought to bear on international institutions, we managed to sow the seeds of doubt, to chip away at the belief that the private sector does everything better, and to show that people should come before profits. Perhaps our greatest success was with ComHEEG, the UN Commission on Health Employment and Economic Growth. Thanks to your contribution and proposals, as well as to the efforts of the PSI staff working around the clock, we were able to provide convincing examples based on hard evidence which, as Richard Horton the Director of The Lancet and coordinator of the Committee of Experts noted, could not be refuted.

This was the first document produced by an international body (and approved by the UN General Assembly) which not only calls for the hiring of 40 million health workers by 2030, but also for the first time suggests that the privatization of the health sector could have an adverse effect and will not bring us closer to achieving the Sustainable Development Goals.

Our successful work in this area should inspire us to be even bolder in the future and to strive for more.

In December 2015, AFSCME hosted a meeting of the leaders of the largest unions affiliated to PSI in order to discuss how we can build our capacity to combat privatization. We took this as our cue to consolidate our alliances with NGOs and civil society organizations so that we can share our objectives, information, research and experiences via the network; we will soon be doing the same thing with our campaigns. This gave birth to "Privatization Watch", a newsletter which now a readership of 5,000. I would invite you to take a look at it and to subscribe if you have not already done so.

 This digital platform, which I shall be showing you over the next few days, will I hope as of next year be used as an instrument to connect all those fighting against privatization around the world, providing a space to exchange information and experiences, to provide mutual support and to monitor the activities of multinationals (and their subsidiaries) that are eager to get their hands on all the public services in every country. It is an instrument that is already being supported by our partners and creates a huge potential for making our actions more effective. Provided, of course, that you are all on board and that you contribute actively to the exchange yourselves.

INFLUENCING GLOBAL POLICY

Our structural and strategic approach has allowed us to influence global policies in favour of public sector jobs and services. They have been integrated into two of our most successful campaigns: one against multilateral free trade agreements and the other in support of tax justice.

Here, too, we were the only ones to warn of the dangers inherent in CETA, TPP, TTIP and in particular TISA. There were few national trade union centres and GUFs that shared our concerns.

It is with a sense of deep pride that I mention the great work done by PSI to provide training and information about TPP, TTIP and TISA, not to mention the campaign we organized against CETA. This allowed thousands of our affiliates to fully comprehend the arguments necessary to sway public opinion and influence political decisions. Our ability to bring together a vast coalition of forces provided the catalyst that led to the organization of hundreds of demonstrations around the world with an extraordinary level of participation.

Today the situation is somewhat confused. CETA has entered into force provisionally.  The Trump administration has pulled out of TPP, but negotiations with the other 11 countries continue. TTIP negotiations have been frozen, but the European Union is pressing ahead with a number of bilateral agreements with Japan, India, the Philippines, Nigeria and other countries. No fewer than 16 countries in the Asia Pacific region, including China, India, Japan and Australia, are involved in negotiations on a "Regional Comprehensive Economic Partnership". We still have our work cut out for us, but one thing we do know for certain: we cannot allow economists and negotiators to discuss free trade agreements in secret behind closed doors. We need to get the issues out into the open. This is a lesson we have learned from US elections when all the candidates took a stand against TPP. We can also learn from our brothers and sisters in Uruguay and Paraguay whose lobbying activities led those two countries to withdraw from TISA. Occupying the streets and getting our side of the story onto the front pages of newspapers allows us to influence political decisions. This strengthens us and weakens our opponents.

Our campaign for Tax Justice is something else we can be proud of.

Three years ago, how many people would have bet that taxes paid by multinationals would become the explosive issue it has become for politicians today? Indeed, many thought that the OECD's BEPS (Base erosion and profit sharing) programme would cause simmering discontent to die down. Today we know that this discussion is no longer the preserve of the experts and it has been brought out into the open.

Now I am not claiming that this was all our achievement. Clearly the disclosures from LuxLeaks and the Panama Papers revealed the extent of the multinationals' tax avoidance and evasion activities. They also uncovered the intricate and tangled web of favours between politicians and multinationals. This was the real scandal and the reason for growing inequality.

On the other hand, we instinctively felt that something was seriously wrong and that is why we thought the time had come to take up the challenge. As a result, we were instrumental in creating ICRICT, the Independent Commission for the Reform of International Corporate Taxation. This body has played a key role in international discussions on development financing. One of our tasks was to explain to trade unionists in plain language how the complex structures and loopholes used by multinationals to avoid paying taxes worked, and to develop training courses on these issues for them. We also carried out case studies on a number of these companies. Without the vital contribution of SEIU and EPSU in the campaign against McDonald's in Europe, and of ITF in the campaign against Chevron in Australia, the two companies would never have been pursued by their governments for the damage caused by their tax avoidance schemes. These campaigns resulted in the EU investigating McDonald’s taxes; and Chevron being required to pay $10 Billion in back taxes.

More importantly, we were able to show that we have the power to challenge the system and that David can conquer Goliath.

Here, too, we were served well by our ability to build alliances and create synergies with many other organizations. This in turn gives us the capacity to influence political decision-makers.

I would be remiss here not to mention the help we received from the Friedrich Ebert Foundation. Our desire to influence outcomes can only take us so far. They stepped up and supported us right from the outset, at a time when many did not believe that free trade trade and taxation were issues that could feature in the trade unions' mass political campaigns.

Today, PSI's visibility has grown in all the UN bodies in which we participate, and in many cases, we are the only global union federation to represent the workers. The role we play is appreciated and recognized by dozens of international partners. The work done on the Sustainable Development Goals is evidence of this, as is our participation in the CSW (Commission on the Status of Women) and the Global Compact for Migration. Our credit is gradually building up as the voice of the workers and trade unions on a wide variety of development and equality is increasingly acknowledged.

Our work in the OECD has become more selective and is aligned with our own priorities, for example the privatization of public services, governance in public administration, taxation and multinationals, corruption, health, public utilities and digitalization.

I have already spoken about our work at the ILO, but there are two subjects I would like to address more specifically.

The first is the memorandum between the ILO and ISO regarding the definition of safety standards for workers. We have expended a lot of effort over the last two years convincing the national centres to reject the ISO standards. The proposals in themselves were not acceptable, but they would also have been quite dangerous for another reason.  The Memorandum would have allowed the ILO to outsource its own special function, i.e. the protection of workers, to a private body in which the workers have no voice! Our job is to defend ILO's tripartism and the role of the unions.

Attacks against the tripartite system are coming from all quarters, starting with the World Bank's safety standards and the OECD's plans for dignified work. The goal is clear: to undermine the role of the ILO which is the only international organization in which the trade unions are on an equal footing with, and more importantly, have the same status as the other parties.

The second argument is about the right to strike. During the 2012 Labour Conference, the employers' group challenged the interpretation that the right to strike was covered by Convention 87, in spite of the fact that this principle has been consistently endorsed by the Committee on the Application of Standards.  The work of the Committee of Experts and the Committee on the Application of Standards ground to a halt as a result. In 2015, an agreement was reached between the workers' group and the employers' group which, in a nutshell, redefined the role of the Committee of Experts and placed the right to strike and the right to lockout on an equal footing, and denounced the interpretation that Convention 87 provides international recognition to the right to strike. The workers' group was not consulted on the final text of the agreement which was renewed last spring without any discussion in the workers' group or between the GUFs. 

Personally, I think that this was a very serious mistake and preventing any discussion of the different positions between the trade unions is simply unacceptable. 

As to the merits of the agreement, I would leave it up to you to judge, you who day in day out witness restrictions on the right to strike and even its criminalization, which sometimes leads to arrests, as happened to 200 of our colleagues in Spain.

When the social dialogue is hollowed out because collective bargaining is impeded, when the right to form a trade union is undermined, when the right to strike is denied, what instruments do workers and trade union have to ensure that their voice is heard?

Maina Kiai, UN Special Rapporteur on the rights to freedom of peaceful assembly and of association, recalled that "the right to strike is a fundamental one enshrined in international human rights and labour law, and that its protection is necessary in ensuring just, stable and democratic societies".

ORGANIZING AND GROWTH

There is one area where I must admit our results have not met our expectations: organizing and union growth.

We are revitalizing our global networks in the sectors of health care, local authorities, education and culture, and national administrations in line with the mandate we received in Durban. However, there are still gaps and difficulties in the regional networks. We need to expand the coverage of our existing networks and create new ones for energy, water and waste management. This would allow us to respond quickly to the needs of our local affiliates, to monitor privatization processes and ensure that our campaigns are rooted in local communities.

The Women's Committee, too, has reminded us on many occasions that there is still a wide gap to be bridged between the large number of women workers in our sectors and the effective presence of women in leadership positions amongst our affiliates.

Even at this Congress, look at the heads of delegations, general secretaries and presidents, and sadly you will see that not all the unions respect the gender equality rule.

The same can be said of youth, a subject that has aroused passions at many meetings of the regional executive committees over the past few years.  And yet, the facts speak for themselves; there is still too much resistance, even when it comes to nominating candidates for positions on our statutory bodies. When I was 30 years old, the leaders of my trade union decided to trust the young generation that had emerged from the student protest movement. They gave us space and allowed us to take on leadership roles in our organizations. Today we must follow their bold example if we want the unions to have a future and if we want to avoid dashing so many hopes.

Over the past 5 years our membership has continued to decline - a cause for much concern. We had hoped to grow our membership, but the attacks on public sector jobs have affected our affiliates and, by the same token, PSI.

Although there are differences between the regions, actual membership numbers have not fallen that much. Nevertheless, we have felt the impact on our resources resulting from declining membership in countries paying 100% of the affiliation fees as well as the effect of lower salaries, often due to the transfer of workers from the public to the private sector.

At present there is no cause for alarm, but we do need to step up our efforts to attract new members in order to safeguard the future.  To expand membership, we need to invest in organizing and recruit workers in the social services, private health care and waste management. There is also great potential for growth among our current affiliates, if only we could convincingly show that by pooling our strengths and generating synergy everybody wins.

FINANCIAL REPORT

Let me begin this section by saying that you will find the financial report and the report of the member auditors in your documents.

Some of you might remember that our 2012 accounts showed a large deficit which threatened PSI's financial stability. This situation was created by the very high costs associated with our Congress in Durban. Then, in 2013, we were involved in a legal dispute and faced with non-budgeted costs amounting to several hundred thousand euros.  To balance the budget we were forced to cut our structural costs. We closed some of our sub-regional offices; we decided not to replace some of those who retired; and we introduced a 2-year freeze on staff salaries. We know that this has entailed major sacrifices, and for this I wish to thank the whole of the PSI staff.

We also cut our financial contributions for the sub-regional meetings, trying to synchronize our activities so as to avoid duplicating costs without upsetting participants. Many of you have helped us by hosting events, offering PSI office space and contributing to staff costs - especially Brazil, Argentina and Japan. A heartfelt word of thanks go to you all - without your help and the efforts of our staff, we would not have been able to consolidate our balance sheet, nor would we have been able to put the planning of our activities on to a sounder footing. 

I think that with just two small increases in affiliation fees in the last five years we have achieved a remarkable result.

In the future, we must apply the same rigour and ethical approach to the management of our finances both at headquarters and in the regions. It will be up to the leadership elected this week to consider very carefully how we can secure the resources we need for our work and how we can create more synergy.

PEOPLE OVER PROFIT: THE NEXT FIVE YEARS

“The liberty of a democracy is not safe if the people tolerate the growth of private power to a point where it becomes stronger than their democratic state itself. That, in its essence, is fascism.”

These words were written by President Roosevelt to the US Congress in April 1938. Roosevelt was thinking of the tragedy that had befallen Europe in those years, but I believe that what he said could apply to us too.

Eighty years after he issued this warning there is no mistaking the signs that democracy is retreating and that private economic interests take precedence over everything else.

The gap between rich and poor has never before been so great, and the concentration of wealth in the hands of a very few - some of whom have more money than many states - represent almost in a physical way the intolerable level of injustice that has been unleashed by liberal globalization.

Social conquests that we took for granted are being rolled back, or simply eliminated. Some workers, who never even reaped their benefits, often find themselves exploited in a way that can only be described as a form of slavery.  Migrants, children, women and young people are all seen as a source of cheap labour; they have no one to defend them or to contribute to their social welfare, and they have no access to public services. According to OECD statistics, every year 150 million people slip below the poverty line because of the costs of having to pay for private medical treatment out of their own pocket

At the same time, we have seen the power of the multinationals grow to the point that they can often impose their will on states. They can swing elections, influence governments and dictate their agendas, creating a fertile ground for institutionalized corruption.

In some of the southern countries, particularly in Africa, we are seeing a return to the most repressive forms of colonialism, where natural and human resources are pillaged.

Global warming and climate change are causing more and more natural disasters. As a result, people are being forced to flee from their homes and to seek refuge elsewhere, while others are trying to escape war, violence or the violation of their human rights.

In the absence of a global government, the rise of historic phenomena such as racism, xenophobia, terrorism and nationalism goes unchecked and is used to manipulate people's fears and uncertainties. In a word, fascism is on the rise.

This is how we ended up with Trump, Temer, Macri, Brexit and the appalling leaders of those Eastern European countries who are putting up razor-wire fences. I am sure that no one here would ever have imagined our congress taking place under the threat of an irrational nuclear war.

The fact that we are in such a situation is proof of the failure of the ruling elite. The G7, G20, and even the OECD and the World Economic Forum, are exclusive clubs that do the bidding of capital, but are ill-suited to governing in difficult times when we face momentous challenges.

Every time global capital has asked us to welcome change, to embrace modernity, to adapt, in the hope of saving its own skin, we allow it to happen and so share some of the responsibility for the ensuing disaster.

What we need is global governance within the UN system, so that all countries can come together and overcome inequalities, injustice, and imbalances in development. By pulling together we can deal with the global challenges, but we must also recognize the role of the workers and their unions.

Throughout history, exclusion has always led to disaster.

We can help change this situation by addressing the global challenges.

Today, digitalization and new technologies are casting a shadow over the future of employment in many sectors. Of course we are right to be concerned, but the labour market has always managed to adapt to technological innovation. What makes digitalization more frightening is that it allows an alarming amount of knowledge and wealth to be concentrated in the hands of a few multinationals in certain sectors. And the whole debate on a universal basic income is premised on the idea of a society where the majority is weak, poor and marginalized and where their survival is guaranteed so that a tiny minority can live in luxury. All this is part of a fresh attempt to pull the wool over our eyes and to prepare a new and destructive campaign that will secure the triumph of liberalism. This situation cannot continue, we must stand up, we must prepare so we are ready for whatever our opponents might do.

Sustainable environmental and urban development policy must also take into account the rights of workers – in other words, what is needed is a holistic approach.

Our campaign on the financing of public services must tackle issues such as corruption and public debt. Public debt should be seen as an instrument that can introduce flexibility into the management of public finances and should be used to respond to collective needs and the public interest. We also need to consider the financialization of public infrastructure contracts so as to block the insidious attacks on pension funds that workers need so they can enjoy their retirement.

Public services are a valuable tool for integrating migrants, displaced persons and refugees into society. That is how we can contribute to defeating ignorance and prejudice and help develop a more just and peaceful society.  I say this even if it comes at the cost of displeasing one or other of our affiliates.

The world is at a crossroads and unless we are prepared to lead the change, the working classes will be deprived of a future for many years to come.

There are parts of the world where our footprint is not very large. But we must use what influence we have to defend our regional and global policies by putting forward clear, radical and inclusive proposals that invite more participation, more democracy, and more justice. And, when necessary, we must just learn to say no.

This is the only way we can build a fairer and solidarity-based world that puts people before profits.

We are ready to continue down this path. With your support, we can, we will win.

I wish you all a successful congress.

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Chères et chers camarades, délégués, distingués hôtes et invités,

Je vous souhaite la bienvenue au 30e Congrès de l’ISP.

C’est un plaisir que de vous accueillir si nombreux en vue de partager une semaine riche en débats, discussions et décisions qui devront orienter nos travaux pour les 5 prochaines années à venir.

J’espère que vous avez apprécié la cérémonie d’ouverture, et notamment la contribution de l’orchestre Violonissimo qui, au-delà du brio et de la sympathie de ses jeunes musiciens, nous montre comment imaginer le monde de demain : jeune, enthousiaste , capable de jouer à l’unisson sans s’arrêter aux différences de couleur de peau, de race, de genre, de culture ou de religion. Un avenir où la mondialisation signifiera solidarité et égalité de droits pour tous. Un monde où le slogan “People Over Profit” (Le peuple au-dessus du profit) sera le fondement du développement.

Notre Congrès est aussi l’occasion de célébrer l’anniversaire de la fondation de l’ISP. Au cours de ses 110 années d’existence, l’ISP a traversé l’Histoire tout en consolidant sa vocation à défendre les travailleurs des services publics, renforçant sa présence dans tous les continents et se soulevant contre toutes les discriminations, contre les dictatures, les régimes d’oppression et toute culture violente, autoritaire et fasciste. C’est avec cette important héritage à l’esprit et avec l’attachement à nos valeurs que nous devons savoir reconnaître les embûches posées par les égoïsmes qui vont croissant dans tant de régions du monde, les vérités déformées qu’une droite xénophobe et antilibérale nous hurle au visage et les boniments chantés par les sirènes du libre marché qui promettent le bien-être de tous mais ne remplissent les poches que de quelques uns.

Notre Congrès coïncide également avec le centenaire de la Révolution d’Octobre, événement que nous voulons rappeler non pas par nostalgie léniniste mais parce que ce fut la première fois dans l’histoire que le thème des conditions de vie et de travail, et du rôle de la classe laborieuse s’est imposé au niveau mondial, thème qui a marqué les événements historiques de tout le siècle dernier et qui influe encore sur la scène politique mondiale.

Je voudrais vous inviter à revenir sur les cinq années écoulées depuis le Congrès de Durban, non pas pour recenser les dizaines de séminaires, colloques et réunions au cours desquels l’ISP a apporté sa contribution (qui est aussi la vôtre), car tout cela figure dans les rapports, mais plutôt pour évaluer le chemin que nous avons parcouru ensemble et, surtout, pour vérifier si celui-ci suit toujours le cap adéquat.

Après le Congrès de Durban nous avons décidé ensemble de la nécessité de nous doter d’une stratégie qui nous permettrait d’éviter de disperser nos forces en poursuivant les innombrables objectifs du Plan d’action. Il nous fallait définir des priorités, structurées autour de certains domaines cadres, noyaux thématiques englobant tous les aspects relatifs à la défense du travail et de la qualité des services publics, en les mettant en rapport avec l’évolution de l’économie mondiale particulièrement tournée vers un redimensionnement du rôle du public, surtout après la crise financière de 2008.

En 2013 le Comité exécutif approuvait le document “Working for the Alternative”, qui est devenu notre feuille de route et indiquait quelles étaient nos priorités dans quatre domaines : lutte contre les privatisations, renforcement des droits syndicaux, influence sur les politiques mondiales et syndicalisation et croissance.

Conjointement au Plan d’action, “Working for the Alternative” nous a dotés d’une méthodologie et d’une stratégie visant à accroître le rôle de l’ISP, mais encore plus à étayer notre conviction que l’on peut oser, que l’on peut défier le statu quo lorsque l’on œuvre de concert et que l’on rassemble ses forces.

Voici quatre exemples, autant de victoires remportées par l’ISP au cours des dernières semaines.

- Il y a quelques jours le Tribunal constitutionnel indonésien a déclaré définitivement le caractère anticonstitutionnel de la privatisation du service de l’eau à Jakarta. C’est là un succès qui clôture avec les honneurs une bataille menée par l’ISP et ses alliés pendant dix ans, ajoutant ainsi un nouvel élément à la liste désormais longue des services qui redeviennent du secteur public.

-La ratification par les Philippines de la Convention 151 de l’OIT. C’est le seul pays asiatique à l’avoir fait, et ce succès est dû aux alliés philippins qui ont œuvré ensemble des années durant pour atteindre cet objectif. Mais c’est aussi un succès pour toute la famille ISP, pour son personnel et pour JHL et SASK qui ont apporté leur appui aux efforts déployés.

- La reconnaissance par le gouvernement libérien du Congrès fondateur de NAHWAL. Au cours de l’épidémie d’Ebola en Afrique de l’Ouest, près de mille travailleurs de la santé sont morts à cause de l’infection. Au Libéria, où les employés de la fonction n’ont pas le droit de constituer des syndicats, Joseph Tamba et George Poe, dirigeants du syndicat NAHWAL, furent licenciés pour avoir dénoncé l’absence de protection individuelle et les terribles conditions de travail auxquelles le personnel sanitaire fut soumis durant la crise. Depuis deux ans, l’ISP travaille sur un projet en Afrique de l’Ouest, avec le soutien de Kommunal, Unison, Union to Union, et avec la contribution de Jichiro et du SEIU, projet qui comporte de multiples facettes : garanti la liberté syndicale à tous les travailleurs du secteur, attirer l’attention internationale sur les violations des droits des travailleurs et sur la nécessité d’assurer les ressources nécessaires pour un service public de santé de qualité.

Il y a quelques semaines, NAHWAL a tenu son premier Congrès, lequel a été reconnu par le gouvernement. Il y a réélu ses dirigeants. Avec l’aide de l’ISP, il a présenté une plainte à l’OIT concernant la violation des droits syndicaux. De nombreux affiliés se sont mobilisés auprès des ambassades du Libéria dans le monde entier en soutien à la lutte de nos camarades. C’est un travail collectif que nous entendons poursuivre jusqu’à ce que les camarades Joseph et George soient réintégrés à leur lieu de travail et que le syndicat soit reconnu. Nous saurons la semaine prochaine qui sera le nouveau président du Libéria et nous espérons que George Weah reste encore champion et soit en mesure de marquer un but en notre faveur.

-Nos camarades Sahar et Tarek, de syndicats indépendants en Égypte, ne peuvent pas être ici avec nous, mais si Tarek et les huit autres syndicalistes arrêtés pour avoir défendu leur droit à la liberté syndicale sont libres aujourd’hui, c’est aussi grâce à la mobilisation et aux pressions exercées par l’ISP et ses affiliés dans le monde entier.

Ces exemples ne sont peut-être pas nombreux, mais ils illustrent parfaitement la valeur ajoutée du fait de travailler ensemble, et que c’est dans l’union que nous pouvons faire la différence !

PROMOUVOIR LES DROITS SYNDICAUX

L’affirmation des droits syndicaux reste au cœur de notre action. Aujourd’hui l’ISP a gagné en visibilité grâce à son travail avec l’OIT. Et pas uniquement au sein du Comité pour l’application des normes, puisque durant la Conférence internationale du travail nous avons pris part à toutes les commissions, assuré le suivi de dizaines de cas et présenté de nombreuses réclamations et observations.

La contribution de l’ISP a été fondamentale sur le thème des migrations, de la violence sur le lieu de travail et à l’encontre des femmes, de la révision de la Recommandation 71 sur la transition de la guerre à la paix, de la discrimination salariale sexospécifique, des chaînes mondiales d’approvisionnement, des travailleurs ayant un handicap, et ce, au sein des réunions tripartites des secteur de l’Administration publique et de la Santé lesquels ne s’étaient pas réunis depuis des dizaines d’années !) ; enfin, nous avons été à l’initiative de la revendication en faveur d’une norme internationale pour la protection des lanceurs d’alerte, qui fasse référence en particulier aux travailleurs des organismes de surveillance. Si nous avons été capables d’accomplir tout cela, c’est parce que vous avez été nombreux à contribuer concrètement et à favoriser la participation étendue de l’ISP au sein des divers comités.

Des États-Unis au Brésil, de l’Égypte au Royaume-Uni, du Swaziland au Japon, les gouvernements qui font la promotion de réformes portant atteinte à la liberté syndicale, à la négociation collective et au droit grève sont toujours plus nombreux. Les droits syndicaux sont des droits humains, et la négation de ces droits lèse la dignité des travailleurs et entraîne l’érosion des principes fondateurs de la démocratie. L’Égypte, au Guatemala où les assassinats de syndicalistes demeurent impunis, la Turquie où 100 000 employés de la fonction publique ont été licenciés et des dizaines de nos camarades arrêtés sans la moindre preuve de leur participation au coup d’état présumé de juillet 2016, sont certains des pays où le travail de l’ISP et de ses affiliés constitue aussi une défense de la démocratie menacée. En Corée du Sud aussi, où la participation à la campagne des bougies “Candlelight campaign” par nos affiliés a contribué à faire tomber un gouvernement autoritaire et antisyndical, même si nous déplorons toujours le maintien injuste en prison du président du KCTU, à qui nous témoignons de notre entière solidarité.

Mentionnons aussi les projets pour lutter contre le travail précaire et informel dans le secteur public en Inde, au Népal, au Pakistan, et ceux visant à syndiquer les travailleurs du secteur de la santé privée aux Philippines. Ou bien les projets destinés à renforcer le rôle des femmes menés avec les affiliés arabes, ou pour combattre les préjugés et la discrimination à l’encontre des travailleurs LGBTQI. Ou encore les projets de défense des droits des jeunes travailleurs dans le Cône Sud et en Afrique du Sud, ou pour défendre les migrants tout au long de leurs parcours. Une vaste gamme d’initiatives destinées à affirmer la dignité et le caractère central du travail dans le monde entier, grâce à la contribution de syndicats nombreux (outre ceux que j’ai déjà cités, IMPACT, FNV, YOUNION) qui ont mis à disposition leurs ressources et aligné volontairement leurs politiques de solidarité internationale sur les objectifs de l’ISP.

LUTTER CONTRE LA PRIVATISATION

Les politiques d’austérité et de réductions des dépenses publiques sont poursuivies au-delà de toute logique, puisque même les institutions financières reconnaissent que ces politiques ont entraîné des niveaux d’inégalité, de pauvreté et de chômage supérieurs à avant la crise de 2008, ce qui démontre la nature essentiellement idéologique de l’attaque à l’emploi public, aux syndicats et au système de sécurité sociale. Loin de nous avoir découragés, ceci nous a au contraire poussé au cours des dernières années à consacrer un ample pan de notre travail à démasquer les mensonges auxquels nos adversaires ont recours pour protéger, voire étendre, leurs intérêts et privilèges.

La lutte contre la privatisation est le nouveau visage de la campagne menée depuis longtemps par l’ISP, la Quality Public Services Campaign. Nous nous sommes efforcées d’analyser de manière plus minutieuse les diverses formes de privatisation (externalisation, appels d’offre, concessions, partenariats public-privé), de publier des études et des travaux de recherche afin de doter nos affiliés des arguments et instruments dont ils ont besoin dans leurs affrontements avec leurs interlocuteurs. J’ai commencé par citer le cas de Jakarta, mais nous sommes aux côtés de nos affiliées dans leur lutte contre la privatisation des services publics dans de très nombreuses campagnes nationales, du Brésil au Nigéria, de l’Ouganda au Royaume-Uni et de l’Australie au Libéria en passant par Maurice, nous y construisons des alliances locales et y déployons la solidarité internationale, également dans le but de dénoncer les intérêts des investisseurs étrangers et des pressions qu’ils exercent sur les gouvernements locaux.

C’est une satisfaction que de pouvoir dire qu’en dépit des difficultés persistantes, les exemples de services qui redeviennent des services publics sont sans cesse plus nombreux, notamment dans les secteurs de l’eau et de l’énergie : nous en comptons désormais plus de 1 000. Cette évolution est parfaitement symbolisée par le choix effectué par l’ONU, cette année, sur indication de l’ISP, de l’entreprise publique « Eau de Paris » comme lauréate du prix au meilleur service public. Cela nous redonne espoir et nous motive à poursuivre nos efforts.

Les études réalisées sur les dégâts entraînés par les PPP sur la qualité des services, leur accessibilité et l’impact sur le long terme sur la dette publique sont particulièrement importants. Ces travaux ont été si bien documentés et avec une telle précision qu’ils nous ont permis de soulever les critiques au sein d’instances internationales, de la CNUCED au FFD en passant par le FMI et la COM-HEEG (Commission sur les emplois dans les secteurs de la santé et la croissance économique), où pour la première fois nous avons réussi à faire valoir nos arguments et à créer le doute concernant le bien-fondé des PPP en tant qu’instrument appropriés dans les secteurs à impact social élevé tels que santé, éducation et services de l’eau.

Cela peut sembler faible, mais c’est beaucoup si l’on tient compte du fait qu’il y a deux ans à peine, lors de la conférence d’Addis-Abeba sur le financement du développement, le seul mantra était une invitation généralisée au capital privé pour investir dans les PPP.

Il nous aura fallu consacrer du temps et dérouler les arguments pour persuader nos camarades de la CSI et des autres FSI, lesquels étaient convaincus que les PPP étaient une opportunité de développement, de croissance de l’emploi et de la rentabilité des investissements, même pour les fonds de pension. Et pourtant, grâce à nos critiques, à nos publications et à tant d’alliances forgées avec des mouvements engagés dans des campagnes locales et mondiales, grâce à toutes les pressions exercées au sein des institutions internationales, nous sommes parvenus à semer le doute et à porter atteinte au dogme selon lequel le privé aurait été la meilleure solution, en précisant que le peuple doit passer avant le profit !

À mon sens, la victoire la plus importante est celle obtenue grâce à notre engagement au sein de la Com-HEEG, la Commission de l’ONU sur les emplois dans les secteurs de la santé et la croissance économique. Grâce aux expériences et propositions que vous avez été nombreux à présenter, grâce au travail acharné, même la nuit, du personnel de l’ISP, nous avons réussi à exposer des exemples convaincants, fondés sur des données démontrées qui, comme l’affirmait publiquement Richard Horton, directeur de Lancet et coordonnateur du Comité d’experts, ne pouvaient pas être réfutés. L’on a ainsi abouti au premier document émanant d’une institution internationale (approuvé par l’Assemblée générale de l’ONU) qui non seulement promeut l’embauche de 40 millions de travailleurs de la santé d’ici 2030, mais insinue en outre pour la première fois que la privatisation du secteur peut avoir des incidences négatives et ne pas correspondre aux finalités générales des Objectifs du développement durable.

C’est là une autre victoire engrangée grâce à notre travail, qui me pousse à dire que nous devons oser encore davantage pour aller encore plus loin.

En décembre 2015, l’AFSCME a accueilli une réunion des dirigeants des plus grands syndicats affiliés à l’ISP en vue de débattre de la manière de renforcer notre travail contre la privatisation des services publics. Depuis lors, nous avons œuvré à consolider un réseau d’alliances avec des ONG et des organisations de la société civile, afin de mettre en commun au sein du réseau nos objectifs, nos informations, nos travaux de recherche, nos expériences et bientôt, nos campagnes

C’est ainsi qu’est né “Privatization Watch”, le bulletin d’information diffusé désormais auprès de plus de 5 000 personnes. Je vous invite à le consulter et, si ce n’est pas déjà fait, à vous y abonner. Dans les jours à venir nous vous présenterons la plateforme numérique qui nous permettra, dès l’année prochaine, de relier entre elles les luttes contre la privatisation dans le monde entier, d’échanger des informations, des expériences et de déployer notre solidarité, de surveiller les multinationales (et leurs filiales) qui souhaitent s’emparer des services publics dans tous les pays du monde. C’est là un instrument qui bénéficie déjà du soutien de bon nombre de nos partenaires et qui renferme l’immense potentiel d’augmenter l’efficacité de nos actions. Pour autant, bien sûr, que vous vous engagiez tous y apporter votre contribution.

INFLUENCER LA POLITIQUE MONDIALE

C’est dans le cadre de l’approche structurelle et stratégique visant à influer sur les politiques mondiales pour la défense du travail et des services publics que nous avons intégré nos deux campagnes les plus percutantes : celle contre les traités multilatéraux de libre-échange et celle en faveur de la justice fiscale.

Ici aussi nous avons été les seuls au départ à dénoncer les dangers du CETA, du TPP, du TTIP et tout particulièrement du TISA. Rares étaient les centrales nationales et les FSI qui partageaient notre préoccupation.

C’est donc avec fierté que je revendique l’immense travail de divulgation et de formation promu par l’ISP sur le TPP, le TTIP et le TISA ainsi que la contribution que nous avons apportée à la campagne contre le CETA, qui a permis à des milliers d’affiliés de faire leurs les arguments nécessaires pour convaincre l’opinion publique et exercer une influence sur les décisions. Notre capacité de rassembler une vaste coalition de forces a été le moteur de l’extraordinaire participation enregistrée au cours de centaines de manifestations dans le monde entier.

Aujourd’hui, la confusion règne. Le CETA traverse une phase de « mise en vigueur provisoire ». Le TPP, abandonné par le gouvernement Trump, poursuit les négociations entre les 11 autres pays. Pendant que le TTIP est gelé, l’Union européenne tend à multiplier les accords bilatéraux avec le Japon, l’Inde, les Philippines, le Nigéria et d’autres. Dans la région Asie-Pacifique, 16 pays, dont la Chine, l’Inde, le Japon et l’Australie, interviennent dans la négociation du « Regional Comprehensive Economic Partnership » (partenariat régional économique d’ensemble). De ce fait il reste encore beaucoup à faire devant nous, mais nous savons aujourd’hui qu’il convient de mener la discussion sur les traités de libre-échange hors du secret des salles des négociateurs et des économistes. Les élections aux États-Unis, où tous les candidats se déclaraient opposés au TPP, nous l’ont enseigné. Mais ce sont aussi nos camarades d’Uruguay et du Paraguay qui nous l’on enseigné, dont le lobbying a poussé ces deux pays à se retirer du TISA. Occuper les rues et nous retrouver sur la une des journaux pour réussir à influer sur les décisions politiques, voilà ce qui nous renforce et qui affaiblit nos adversaires.

Permettez-moi de m’exprimer, avec tout autant de fierté et de satisfactions, sur notre campagne en faveur de la justice fiscale.

Il y a trois ans, rares étaient ceux qui auraient parié que la fiscalité des multinationales serait devenue un thème tellement brûlant pour le monde politique. Au contraire, beaucoup pensaient que le programme BEPS de l’OCDE allait apaiser le mécontentement qui couvait dans les braises sous les cendres. Mais aujourd’hui nous savons que cet argument aussi avait été porté sous les feux de la rampe à partir des réflexions entre soi-disant « experts ».

Je ne dis pas que nous avons tout fait tous seuls. En effet, les révélations des « Lux- Leaks » et des « Panama Papers » ont dévoilé l’ampleur du phénomène de l’évasion et de l’évitement fiscal des multinationales, l’écheveau inextricable des renvois d’ascenseur entre la sphère politique et les multinationales qui constitue le véritable scandale et la raison profonde des inégalités qui se creusent.

J’attribue toutefois à notre mérite le fait d’avoir eu le flair pour comprendre que le moment était venu de lancer le défi. De contribuer concrètement à la création de l’ICRICT, la Commission indépendante pour la réforme de l’impôt international sur les sociétés, qui a joué un rôle stratégique au sein des forums internationaux sur le financement du développement. De traduire en un langage clair et compréhensible, dans des programmes de formation à l’intention des syndicalistes, les dynamiques complexes qui autorisent les multinationales à ne pas payer d’impôts. Nous avons également réalisé des études de cas sur un certain nombre de ces sociétés. Sans la contribution fondamentale de SEIU et de la FESP dans la campagne contre McDonald en Europe et celle de la FIT dans la campagne contre Chevron en Australie, les deux entreprises n’auraient jamais été poursuivies par leurs gouvernements pour le préjudice causé par leurs schémas d’évasion fiscale. Ces campagnes ont permis à l’Union européenne d’enquêter sur les impôts payés par McDonald et Chevron s’est vu sommé de s’acquitter de ses arriérés d’impôts à hauteur de 10 millions de dollars.

Et de lancer des études de cas sur ces sociétés. Sans la contribution fondamentale de SEIU et de l’EPSU dans la campagne sur McDonald’s en Europe et celle de l’ITF dans la campagne sur Chevron en Australie, nous n’aurions pas à notre actif aujourd’hui deux condamnations exemplaires à obtenir réparation du préjudice provoqué par l’évasion fiscale dont se sont prévalues ces sociétés.

Mais surtout, nous n’aurions pas démontré qu’il nous est possible d’oser contester le système et que oui, David peut encore défier Goliath, et le vaincre !

Ici aussi, le fait de construire des alliances et de créer des synergies entre des organisations nombreuses a été déterminant, car cela a renforcé notre capacité à influer sur la politique.

Permettez-moi de reconnaître que sans la contribution de la fondation Friedrich Ebert (FES), notre volonté n’aurait pas suffi. Or, son soutien a été immédiat, alors que beaucoup ne croyaient toujours pas que le libre-échange et la fiscalité libero pouvaient être des arguments étayant les campagnes syndicales de grande ampleur et populaires.

Aujourd’hui la visibilité de l’ISP a augmenté di PSI dans toutes les instances onusiennes auxquelles nous participons ; nous sommes souvent la seule Fédération syndicale internationale à représenter les travailleurs. Notre rôle est apprécié et reconnu par des dizaines de partenaires internationaux. J’en veux pour preuve le travail réalisé sur les Objectifs du développement durable, tout comme notre participation à la Commission de la condition de la femme (CSW). Ou encore au sein du pacte mondial sur les migrations. C’est là un crédit qui se traduit par des progrès certes restreints mais constants dans la reconnaissance du rôle des travailleurs et des syndicats dans les politiques en faveur du développement et de l’égalité.

Notre participation à l’OCDE, au FMI, à la BM a adopté un caractère plus sélectif, plus en cohérences avec nos priorités : privatisation des services publics, gouvernance des administrations publiques, impôts sur les multinationales, corruption, santé, services publics, numérisation.

Enfin, j’ai déjà mentionné notre travail à l’OIT, mais je ne saurai passer sous silence deux thèmes importants.

Le premier est le mémorandum entre OIT et ISO pour la définition de normes de sécurité pour els travailleurs. Nous nous sommes beaucoup engagés au cours des deux dernières années pour que nos affiliés travaillent avec les confédérations pour repousser les normes ISO. Le contenu de ces propositions était inacceptable, mais il se posait aussi une question préjudicielle. Le fait qu’avec ce mémorandum, l’OIT externalisait sa fonction spécifique de protection des travailleurs, la confiant à un organisme privé où les travailleurs n’ont pas voix au chapitre ! Défendre le tripartisme de l’OIT, c’est défendre la fonction des syndicats, notre fonction.

J’estime qu’il faut dénoncer cette tentative tous azimuts de réduire l’autonomie du système tripartite, depuis les normes de sécurité de la Banque mondiale aux plans pour un travail décent de l’OCDE, avec pour but évident de vider l’OIT de sa fonction, alors qu’elle est l’unique organisme international au sein duquel les syndicats sont sur un pied d’égalité avec les autres en dignité, mais surtout en statut.

Le deuxième thème est le droit de grève. Au cours de la Conférence internationale du travail de 2012 le groupe des employeurs a remis en question l’interprétation, confirmée depuis des années par la Commission d’experts pour l’application des conventions et des recommandations et par le Comité de la liberté syndicale, selon laquelle le droit de grève est couvert par la Convention 87. Les années suivantes, cela a entraîné la paralysie de la Commission d’experts et de la Commission pour l’application des normes. Cette phase s’est conclue en 2015 par un accord en 2015 paraphé par le groupe des travailleurs et celui des employeurs qui, en substance, redimensionnait le rôle de la Commission d’experts, rendait équivalents le droit de grève et le lock-out et niait que la Convention 87 donnât une reconnaissance internationale au droit de grève. Ce protocole fut signé sans la moindre consultation du groupe des travailleurs sur le texte, et la première mouture a été renouvelée en l’absence complète d’une confrontation au sein du groupe des travailleurs et entre FSI.

J’estime personnellement que cet accord est une erreur d’une gravité extrême, et le déni du droit de regard des syndicats une méthode inacceptable.

Sur le fond, je vous laisse juger, vous qui subissez au quotidien des restrictions au droit de grève, de sa pénalisation qui va désormais entraîner des arrestations, on l’a vu en Espagne avec 200 camarades !

Quand le dialogue social est privé de toute substance parce que l’on empêche la négociation collective, quand le droit de constituer un syndicat est compromis, et avec un droit de grève qui n’est plus protégé, que reste-t-il aux travailleurs et à leurs syndicats pour se faire entendre ?

Maina Kiai, Rapporteur spécial des Nations Unies sur le droit de réunion et d’association, souligne que « le droit de grève est un droit fondamental inscrit dans la législation internationale du travail ; il est indispensable de le protéger pour garantir des sociétés justes, stables et démocratiques ».

ORGANISATION ET CROISSANCE

Je dois admettre cependant que nous n’avons pas atteint les objectifs escompté en matière de syndicalisation et de croissance.

Nous redynamisons les réseaux mondiaux sectoriels dans la santé, les administrations locales, l’éducation et la culture, les administrations nationales, conformément au mandat de Durban, mais des déséquilibres et des difficultés demeurent dans l’organisation régionale des réseaux. Il convient d’en étendre la présence et de créer des réseaux pour els secteurs tels que l’électricité, l’eau et les déchets, pour pourvoir répondre à temps aux besoins des affiliés locaux, faire le suivi des processus de privatisation et fonder nos campagnes sur le tissu local.

Par ailleurs, comme le Comité des femmes l’a indiqué à maintes reprises, il faut combler l’écart important entre le grand nombre de travailleuses présentes dans nos secteurs et leur présence effective à la direction des syndicats affiliés.

Dans ce Congrès aussi l’on voit de manière évidente cet écart parmi les chefs de délégation, les secrétaires généraux ou les présidents ; en outre, malheureusement, d’aucuns ne respectent toujours pas la règle de la parité au sein de tous les organes.

Ce discours vaut aussi pour les jeunes, thème qui a enflammé les débats aux réunions exécutives régionales ces dernières années. Malgré tout, à l’épreuve des faits, je constate tant de résistances, trop de résistances, même lors de l’indication de candidats pour nos organes statutaires. Lorsque j’avais 30 ans, les dirigeants de mon syndicat ont fait confiance à la jeune génération qui sortait des luttes estudiantines, ils nous ont créé une place ne nous confiant la direction de nos organisations. Nous devons aujourd’hui oser faire de même, si nous voulons vraiment donner un avenir au syndicat, si nous ne voulons courir le sort da tant de partis.

La donnée la moins satisfaisante des 5 dernières années concerne le nombre de membres. Nous avions pensé connaître une croissance, mais la conséquence des attaques contre le travail du secteur public subies par nos affiliés est reflétée aussi dans l’affiliation ISP.

Avec des différences régionales, la perte d’adhérents est restreinte mais la contraction de l’affiliation dans les pays à indice de 100% a néanmoins un impact sur les ressources tout comme celle des cotisations des travailleurs due à la privatisation de certains services.

La situation n’est pas encore alarmante, mais il est nécessaire de renforcer notre capacité à attirer de nouveaux affiliés pour nous assurer un avenir. Si nous investissons pour recruter dans les services sociaux, la santé privée, les déchets, nous aurons une perspective de croissance. Or, il y a aussi un potentiel de croissance au sein des actuels affiliés : il suffirait pour ce faire de consolider l’idée que les synergies peuvent être avantageuses pour tous.

RAPPORT FINANCIER

Certains d’entre vous se souviendront que l’on avait clôturé le budget 2012 avec un déficit important et préoccupant pour la stabilité financière de l’ISP, amplement dû aux dépenses extraordinaires liées au Congrès de Durban. En 2013, 2014 et 2015, en raison de différends juridiques nous avons dû consentir des dépenses qui n’avaient pas été budgétisées, à hauteur de plusieurs centaines de milliers d’euros. Raison pour laquelle nos efforts pour équilibrer le budget ont dû porter sur des coupes aux dépenses structurelles, telles la fermeture de certains bureaux sous-régionaux, le non-remplacement des départs à la retraite et le gel des salaires du personnel pendant deux ans. Je reconnais ici publiquement que sont des sacrifices importants qui ont été consentis par le personnel de l’ISP.

Nous avons en même temps diminué les financements pour les réunions sous-régionales, en synchronisant la programmation en vue d’éviter la duplication des coûts et sans pour autant diminuer la participation. Vous avez été nombreux à nous aider, en accueillant les réunions ou les événements, en hébergeant les bureaux de l’ISP et en contribuant aux frais de personnel, comme au Brésil, en Argentine et au Japon. Je vous remercie tous très sincèrement, car votre contribution, unie aux efforts que nous avons déployés, nous a permis de consolider le budget et de compter sur une planification plus en ligne avec nos activités.

Je crois qu’il faut bien mettre en exergue ce résultat, qui en outre a été obtenu avec seulement deux augmentations minimales aux cotisations en l’espace de cinq ans.

Pour l’avenir nous devons nous engager à conserver la même rigueur et la même éthique, au siège comme dans les régions, mais en même temps je confie au groupe dirigeant qui va être élu ces jours-ci la nécessité d’une réflexion approfondie sur la manière dont nous pouvons nous assurer à l’avenir d’avoir les ressources nécessaires à nos travaux, ainsi que sur la manière de renforcer les synergies.

LE PEUPLE AU DESSUS DU PROFIT: LES CINQ PROCHAINES ANNÉES

“The liberty of a democracy is not safe if the people tolerate the growth of private power to a point where it becomes stronger than their democratic state itself. That, in its essence, is fascism.”

« La liberté dans une démocratie n’est pas assurée si le peuple tolère que la puissance privée grandisse au point qu’elle devienne plus forte que l’État démocratique lui-même, ce qui fondamentalement est le fascisme. »

Ces paroles furent prononcées au Congrès des États-Unis par le président Roosevelt en avril 1938. Roosevelt évoquait la tragédie en Europe ces années là, mais je suis convaincue que cette affirmation résonne aujourd’hui aussi.

80 ans après cet avertissement, les signes d’une involution démocratique et du règne du pouvoir des intérêts économiques privés sont sous nos yeux.

L’écart entre riches et pauvres n’a jamais été aussi profond de l’histoire, et la concentration des richesses entre les mains d’un nombre si réduit de personnes au point de dépasser celle de nombreux États, voilà qui représente physiquement aussi le niveau intolérable d’injustice produite par la mondialisation libre-échangiste au cours des dernières années.

Des conquêts sur le plan social qui semblaient inamovibles diminuent, voire disparaissent, alors que ceux qui n’en ont jamais bénéficié se trouve chaque fois plus et plus profondément dans le désespoir, face à des fromes d’exploitation qu’il est difficile de ne pas nommer esclavage. Des migrants jusqu’aux enfants en passant par les femmes et les jeunes, c’est le travail à bas coût, sans protection, sans cotisations sociales, sans stabilité, sans accès aux services publics, qui marque l’irruption dans la pauvreté chaque année de million de personnes selon l’OCDE, 150 millions rien que pour les frais de traitements médicaux dans le privé.

Dans ce contexte, le pouvoir des multinationales a augmenté au point de dépasser celui des États, il conditionne l’élection de personnalités politiques et de gouvernements, il en régit l’ordre du jour, avec un système de corruption internationale quasiment institutionnalisé.

Nous observons le drame de la réapparition de formes brutales de colonialisme qui dans l’hémisphère sud, en Afrique en particulier, font main basse sur les ressources naturelles et humaines.

Le réchauffement excessif de la planète et le changement climatique sont à l’origine de catastrophes naturelles toujours plus fréquentes, lesquelles poussent des millions de personnes à fuir leur propre pays à la recherche du salut, tout comme ceux qui fuient les guerres, les violences et les violations des droits humains.

En l’absence d’un gouvernement mondial, les phénomènes de notre âge que sont le racisme, la xénophobie, le terrorisme, le nationalisme, vont croissant et manipulent les peurs et les incertitudes des populations. En d’autres termes, c’est le fascisme qui grandit.

C’est ainsi que surgissent Trump, Temer, Macri, le Brexit, les gouvernants ridicules des pays de l’Est derrière le nouveau rideau, en fer barbelé cette fois-ci. Et, j’en suis convaincue, aucun d’entre nous n’imaginait que notre Congrès puisse se dérouler sou la menace d’une guerre nucléaire insensée !

Cette situation démontre que l’élite qui prétend gouvernement le monde a failli. Le G7, le G20, mais aussi l’OCDE, le World Economic Forum, sont des clubs exclusifs en mesure de mettre en pratique les choix du capital, mais incapables de gouverner en des temps difficiles et face à des défis sans précédent.

Chaque fois que nous nous sommes déclarés « en faveur du changement », « ouverts à la modernité », disposés à nous « adapter », comme nous l’exige le capital mondial, car nous pensons ainsi sauver notre peau, nous portons la coresponsabilité de ce désastre.

Une gouvernance mondiale est indispensable, au sein du système des Nations Unies, qui inclue l’ensemble des pays en vue de corriger les inégalités, les injustices et les déséquilibres en matière de développement. Et qui relève les défis mondiaux, avec l’appui de tous, en reconnaissant le rôle des travailleurs et de leurs syndicats.

Du reste, c’est toujours l’exclusion qui a engendré les malheurs de l’Histoire.

Nous pouvons contribuer à changer cette situation en œuvrant davantage sur les défis mondiaux.

Aujourd’hui la perspective de la numérisation et des nouvelles technologies jette une ombre sur l’avenir de l’emploi dans de nombreux secteurs. C’est une préoccupation légitime, mais le marché du travail a toujours su évoluer avec l’innovation technologique. La numérisation doit nous préoccuper en raison de la concentration effarante du savoir et des richesses entre les mains du petit nombre de multinationales de ce secteur. Le débat qui s’ensuit sur le revenu universel de base (Universal Basic Income) préconise une société où il suffirait de garantir la subsistance de la majorité la plus faible, la plus pauvre et exclue, pour assurer à une infime minorité une vie dans le luxe. C’est une fois de plus un écran de fumée pour couvrir une nouvelle campagne idéologique dévastatrice en faveur du triomphe du libéralisme. C’est de cela que nous devons nous occuper, pour devancer nos adversaires.

Notre défense des intervenants de première ligne doit contribuer à des politiques sur le changement climatique, sur le développement urbain et bien évidemment sur les droits légitimes des travailleurs.

Notre campagne sur le financement des services publics doit réussir à relier entre eux les thèmes de la fiscalité, de la corruption et de la dette publique, qui devrait redevenir un facteur de souplesse dans la gestion des finances publiques visant à répondre aux besoins collectifs et à l’intérêt général. Nous devons aussi nous occuper de la titrisation des appels d’offre pour infrastructures, pour déjouer l’attaque sournoise aux fonds de pension et garantir la retraite de nos travailleurs.

Valoriser les services publics pour l’inclusion des migrants, déplacés et réfugiés, telle doit être notre contribution à la défaite de l’ignorance et des préjugés et pour projeter une société plus juste et pacifique. Quitte à nous aliéner les sympathies de l’un ou l’autre affilié.

Le monde est à la croisée des chemins. Si nous n’osons pas assumer la direction du changement, il n’y aura vite plus d’avenir pour la classe laborieuse.

Nous sommes présents sur les quatre continents. Nous devons apprendre à utiliser cette présence pour intégrer davantage nos politiques régionales et mondiales, avec des propositions qui soient claires, radicales et inclusives, prônant plus de participation, plus de démocratie et plus de justice. Et, si nécessaire, il nous faut aussi savoir dire non.

Ce n’est qu’ainsi que nous pourrons construire un monde plus juste et solidaire, qui place les peuples avant les profits.

Nous sommes disposés à poursuivre sur cette voie. Avec vous tous, nous pouvons et nous voulons la victoire.

Je vous souhaite un bon Congrès !

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Care compagne e cari compagni, delegati, distinti ospiti e invitati,

Benvenuti al 30° Congresso di PSI.

Sono felice di accogliervi così numerosi per condividere una settimana di dibattiti, discussioni e decisioni che orienteranno il nostro lavoro nei prossimi 5 anni.

Spero che abbiate apprezzato la cerimonia di apertura, in particolare il contributo di Violonissimo che, oltre alla simpatica bravura dei suoi giovani concertisti, ci mostra come dovremmo immaginarci il futuro: giovane, entusiasta, capace di suonare all’unisono incurante delle differenze di pelle, di razza, di genere, di cultura, di religione. Un futuro dove globalizzazione significhi solidarietà e uguaglianza di diritti per tutti. Dove “People Over Profit” sia la base dello sviluppo.

Il nostro Congresso celebra anche l’anniversario della fondazione di PSI. 110 anni nei quali PSI ha attraversato la Storia, consolidando la sua vocazione per la difesa dei lavoratori dei servizi pubblici, rafforzando la sua presenza in tutti i continenti e schierandosi contro ogni discriminazione, contro le dittature, i regimi oppressivi ed ogni cultura violenta, autoritaria e fascista. E’ con la memoria di questa storia importante, con l’attaccamento ai nostri valori, che dobbiamo sapere riconoscere le insidie degli egoismi che vanno crescendo in molte parti del mondo, il travisamento della realtà che una destra xenofoba e illiberale ci urla in faccia e il canto imbonitore delle sirene del libero mercato che promette il benessere di tutti, ma riempie le tasche di pochi.

Il nostro Congresso coincide anche con il centenario della Rivoluzione d’Ottobre, un evento che vogliamo ricordare, non perché siamo nostalgici leninisti, ma perché fu la prima volta nella storia che il tema delle condizioni e del ruolo della classe lavoratrice si impose a livello globale, segnò gli eventi storici di tutto il secolo scorso e ancora influenza lo scenario politico mondiale.

Vorrei ripercorrere con voi i cinque anni che ci separano dal Congresso di Durban, non per ricordare le decine e decine di convegni e riunioni in cui PSI ha portato il suo ed il vostro contributo – i reports forniscono tutti i dettagli- piuttosto per valutare la strada percorsa insieme e, soprattutto, se il nostro cammino va nella giusta direzione.

Dopo il Congresso di Durban assieme decidemmo che era necessario dotarci di una strategia per evitare di disperdere le nostre forze rincorrendo gli innumerevoli obiettivi del Piano d’Azione, per definire delle priorità organizzate in macro-aree, clusters tematici che comprendessero tutti gli aspetti afferenti alla difesa del lavoro e della qualità dei servizi pubblici intrecciandoli con l’andamento dell’economia globale, particolarmente volta a ridimensionare il ruolo pubblico, soprattutto dopo la crisi finanziaria del 2008.

Nel 2013 il Comitato Esecutivo approvò il documento “Working for the Alternative”, la nostra road map, che in quattro aree indica le nostre priorità: combattere la privatizzazione, rafforzare i diritti sindacali, influenzare le politiche globali, organizzazione e crescita.

In coerenza con il Piano d’Azione, “Working for the Alternative” ci ha fornito un metodo di lavoro ed una strategia per fare crescere il ruolo di PSI, ma soprattutto rafforzare il nostro convincimento che si può osare, si può sfidare lo status quo quando si lavora assieme e si uniscono le nostre forze.

Eccovi quattro esempi, che rappresentano altrettanti successi di PSI conseguiti nelle ultime settimane.

- Pochi giorni fa la Corte Costituzionale Indonesiana ha definitivamente dichiarato incostituzionale la privatizzazione del servizio idrico di Jakarta. Un successo che corona una battaglia decennale di PSI e dei suoi alleati e che aggiunge un altro tassello alla ormai lunga lista di servizi ripubblicizzati.

-La ratificazione da parte delle Filippine della Convenzione OIL 151, unico paese in tutta l’Asia. E’ un successo degli affiliati filippini, che per anni hanno lavorato assieme per raggiungere l’obiettivo. Ma un successo dell’intera famiglia di PSI, del suo staff e di JHL e SASK che hanno sostenuto questo sforzo.

- Il riconoscimento da parte del governo liberiano del congresso fondativo di NAHWAL. Durante l’epidemia di Ebola in Africa occidentale quasi mille lavoratori della sanità morirono infettati. In Liberia, dove ai dipendenti pubblici non è consentito formare sindacati, Joseph Tamba e George Poe, leaders del sindacato NAHWAL, vennero licenziati per avere denunciato l’assenza di protezioni personali e le terribili condizioni di lavoro a cui il personale sanitario fu costretto durante la crisi. Da due anni PSI lavora ad un progetto in West Africa, sostenuto da Kommunal, Unison, Union to Union, e con il contributo di Jichiro e SEIU, che si sviluppa in diverse direzioni: garantire il diritto di associazione a tutti i lavoratori del settore, sollevare l’attenzione internazionale contro le violazioni dei diritti dei lavoratori e sulla necessità di assicurare le risorse per un servizio sanitario pubblico di qualità.

Nelle scorse settimane NAHWAL ha tenuto il suo primo congresso che è stato riconosciuto dal governo, dove ha rieletto i suoi leaders. Con l’aiuto di PSI ha presentato un reclamo all’OIL per violazione dei diritti sindacali. Numerosi affiliati si sono mobilitati presso le ambasciate liberiane in tutto il mondo per sostenere la lotta dei nostri compagni. E’un lavoro collettivo che vogliamo portare avanti fino al reintegro di Joseph e George nel loro posto di lavoro e al riconoscimento del sindacato. La prossima settimana sapremo chi sarà il nuovo Presidente della Liberia e speriamo che George Weah sia ancora un campione e possa segnare un goal in nostro favore.

-I nostri compagni dei sindacati indipendenti d’Egitto, Sahar e Tarek, non possono essere con noi, ma se Tarek, e gli altri 8 sindacalisti, arrestati perché difendono il diritto alla libertà di associazione, sono oggi liberi è anche grazie alla mobilitazione e alla pressione di PSI e dei suoi affiliati nel mondo.

Pochi esempi forse, ma importanti per spiegare che c’è valore aggiunto nel lavorare insieme e che uniti possiamo fare la differenza!

ADVANCING TRADE UNION RIGHT

L’affermazione dei diritti sindacali rimane al centro della nostra azione. Oggi PSI è visibile nel lavoro con l’OIL. Durante la Conferenza Internazionale del Lavoro abbiamo partecipato a tutte le commissioni e abbiamo seguito diverse decine di casi e presentato numerosi reclami e osservazioni.

Il contributo di PSI è stato fondamentale sul tema della migrazione, della violenza nei luoghi di lavoro e contro le donne, della revisione della Raccomandazione 71 sulla transizione dalla guerra alla pace, della discriminazione salariale basata sul genere, della catena di somministrazione globale, dei lavoratori con disabilità, nelle riunioni tripartite di settore della Pubblica Amministrazione e della Sanità (che da decenni non si riunivano!) fino ad essere i promotori della richiesta di una norma internazionale per la protezione degli whistle-blowers, con particolare riferimento ai lavoratori degli organismi di controllo. Se siamo stati capaci di tutto questo è perché molti di voi hanno concretamente contribuito e aiutato la partecipazione capillare di PSI nei vari comitati.

Dagli Stati Uniti al Brasile, dall’Egitto al Regno Unito, dallo Swaziland al Giappone sono sempre più numerosi i governi che promuovono riforme che attaccano la libertà di associazione, il diritto alla contrattazione collettiva, il diritto di sciopero. I diritti sindacali sono diritti umani e la loro negazione lede la dignità dei lavoratori come erode i principi stessi della democrazia. In Egitto, in Guatemala, dove gli omicidii di sindacalisti continuano impuniti, in Turchia, dove 100.000 lavoratori pubblici sono stati licenziati i nostri compagni arrestati senza alcuna prova di un loro coinvolgimento nel presunto colpo di stato del luglio 2016, sono alcuni dei paesi dove il lavoro di PSI e dei suoi affiliati è anche in difesa della democrazia minacciata. E in Sud Corea, dove l’attiva partecipazione alla “Candlelight campaign” dei nostri affiliati ha contribuito a fare piazza pulita di un governo autoritario ed antisindacale, anche se continuiamo a lamentare il fatto che il Presidente di KCTU, a cui va la nostra solidarietà, rimane ingiustamente in prigione.

E ancora, progetti per combattere il lavoro precario e informale nei settori pubblici in India, in Nepal, in Pakistan, per organizzare i lavoratori della sanità privata nelle Filippine. Progetti per rafforzare il ruolo delle donne con gli affiliati arabi o per combattere il pregiudizio e la discriminazione verso i lavoratori LGBTQI. Progetti per i diritti dei giovani lavoratori nel Cono Sud e in Africa del Sud, dei migranti lungo i loro percorsi. Una vasta gamma di iniziative volta ad affermare la dignità e la centralità del lavoro in tutto il mondo realizzata grazie al contributo di tanti sindacati – oltre ai già citati, IMPACT, FNV, YOUNION - che hanno messo a disposizione le risorse e la volontà di contemperare le loro politiche di solidarietà internazionale con gli obiettivi di PSI.

FIGHTING PRIVATISATION

Le politiche di austerità e di taglio alla spesa pubblica perdurano aldilà dell’evidenza, riconosciuta anche dalle istituzioni finanziarie, che hanno prodotto più disuguaglianza, povertà e disoccupazione di quanto non ve ne fosse prima della crisi del 2008 e dimostrano tutta la natura ideologica dell’attacco al lavoro pubblico, al sindacato e al sistema di welfare. Questo non ci ha scoraggiato, anzi, negli ultimi anni abbiamo speso larga parte del nostro lavoro per smascherare la quantità di menzogne che i nostri avversari utilizzano per proteggere ed ampliare i propri interessi e privilegi.  

Combattere la privatizzazione è la nuova immagine della Quality Public Services Campaign che da lungo tempo PSI conduce. Abbiamo cercato di guardare con più attenzione alle diverse forme di privatizzazione, (outsourcing, appalti, concessioni, Public Private Partnership), produrre studi e ricerche per fornire argomenti ai nostri affiliati e strumenti per reggere il confronto con le controparti. Ho citato prima il caso di Jakarta, ma siamo al fianco dei nostri affiliati combattendo la privatizzazione dei servizi pubblici in tante campagne nazionali, dal Brasile alla Nigeria, dall’Uganda alla Gran Bretagna dall’Australia alla Liberia, a Mauritius, costruendo alleanze locali e solidarietà internazionale, anche volte a denunciare gli interessi degli investitori stranieri e le loro pressioni sui governi locali.

E’ una soddisfazione poter dire, che pur in mezzo a persistenti difficoltà, aumentano gli esempi di ripubblicizzazione dei servizi, particolarmente nei settori dell’acqua e dell’energia, tanto che oggi contiamo più di 1.000 esempi. Ed è un segno che qualcosa nell’aria sta cambiando il fatto che, anche su segnalazione di PSI, quest’anno l’ONU abbia insignito “Eau de Paris”, l’impresa pubblica dell’acqua di Parigi, del premio per il miglior servizio pubblico. Un cambio che ci fa ben sperare e ci motiva a continuare.

Particolarmente importanti sono stati gli studi riguardanti il danno che i PPPs producono sulla qualità dei servizi, la loro accessibilità e l’impatto di lungo termine sul debito pubblico. Un lavoro tanto accurato e documentato che ci ha permesso di sollevare la critica nelle sedi internazionali, da UNCTAD a FFD, dal FMI ad Habitat III, alla COMHEEG, dove per la prima volta siamo riusciti a far valere i nostri argomenti ed a sollevare il dubbio che i PPPs non sono lo strumento appropriato nei settori ad alto impatto sociale, quale sanità, educazione e servizi idrici!

Può sembrare poco, ma è molto se pensiamo che solo due anni fa, nella conferenza di Addis Abeba per il Finanziamento dello sviluppo, l’unico mantra era l’invito generalizzato al capitale privato di investire nei PPPs.

Ci sono voluti tempo ed argomenti anche per convincere i nostri colleghi della CSI e delle altre GUFs, convinti che i PPPs fossero un’opportunità di sviluppo, di crescita dell’occupazione e di reddittività per gli investimenti anche dei fondi pensione. Eppure, con le nostre critiche, pubblicazione, e tante alleanze con movimenti impegnati nelle campagne locali e globali, con tanta pressione nelle istituzioni internazionali, siamo riusciti a seminare il dubbio e ad erodere il dogma che privato è meglio e affermare che la gente viene prima del profitto!

Penso che il successo più importante sia stato quello conseguito con il nostro impegno nella ComHEEG, la commissione ONU per l’occupazione in sanità e la crescita economica, che, grazie alle vostre esperienze e proposte, al lavoro overnight di parte dello staff di PSI, ci ha permesso di portare esempi convincenti, basati sull’evidenza dei dati che, come ha affermato pubblicamente Richard Horton, direttore di Lancet e coordinatore del Comitato degli esperti, non si potevano negare. Si tratta del primo documento uscito da un’istituzione internazionale (e approvato dall’Assemblea Generale dell’ONU) che, oltre a promuovere l’assunzione di 40 milioni di lavoratori in sanità entro il 2030, per la prima volta insinua il dubbio che privatizzare il settore può avere impatti negativi e non corrispondere alle finalità generali degli Obiettivi di Sviluppo Sostenibile.

Un altro successo che annovero al nostro lavoro e che mi spinge a dire che dobbiamo osare di più per andare più avanti.

Nel Dicembre 2015, AFSCME ospitò una riunione dei leaders dei più grandi sindacati affiliati a PSI per discutere come rafforzare il nostro lavoro contro la privatizzazione dei servizi pubblici. Da allora abbiamo lavorato per consolidare una rete di alleanze con ONG e organizzazioni della società civile volta a mettere in comune sulla rete i nostri obiettivi, informazioni, ricerche, esperienze e prossimamente campagne.

E’ nato così “Privatization Watch”, il bollettino di informazione che già raggiunge 5.000 soggetti e che vi invito a consultare e a sottoscrivere, se ancora non lo avete fatto. In questi giorni vi presenteremo la piattaforma digitale che ci permetterà, dal prossimo anno, di collegare le lotte contro la privatizzazione attorno al mondo, di scambiare informazioni, esperienze e solidarietà, di monitorare le multinazionali che ambiscono a mettere le mani sui servizi pubblici in tutti i paesi. Uno strumento già sostenuto da molti dei nostri partners e che racchiude un grande potenziale per aumentare l’efficacia delle nostre azioni. A patto, si intende, che tutti vi impegnate ad alimentarlo con i vostri contributi.

INFLUENCING GLOBAL POLICY

E’ nel quadro dell’approccio strutturale e strategico per influenzare le politiche globali per la difesa del lavoro e dei servizi pubblici che abbiamo incluso le nostre due campagne, forse di maggiore impatto: quella contro i trattati plurilaterali di libero commercio e quella per la giustizia fiscale.

All’inizio eravamo soli a denunciare la pericolosità di CETA, TPP, TTIP e, in particolare TISA. Pochi dei centri nazionali e dei GUFs condividevano la nostra preoccupazione.

E’ con orgoglio che rivendico il grande lavoro di divulgazione e di formazione che PSI ha promosso su TPP, TTIP e TISA e il contributo dato alla campagna contro CETA, permettendo a migliaia di affiliati di impadronirsi degli argomenti necessari per convincere l’opinione pubblica e influenzare le decisioni. E la nostra capacità di unire una vasta coalizione di forze che è stato il motore della straordinaria partecipazione registrata in centinaia di manifestazioni attorno al mondo.

Oggi lo scenario è confuso. CETA è in una fase di “vigenza provvisoria”. Il TPP, abbandonato dall’Amministrazione Trump, continua i negoziati con gli altri 11 paesi. Mentre TTIP è congelato, l’Unione Europea punta a moltiplicare gli accordi bilaterali con Giappone, India, Filippine, Nigeria e altri. Ben 16 paesi della regione Asia Pacifico, incluso Cina, India, Giappone e Australia, sono coinvolti nel negoziato del “Regional Comprehensive Economic Partnership”. Di fronte a noi c’è ancora un grande lavoro da fare, ma è certo che oggi sappiamo che occorre portare la discussione sui trattati di libero commercio fuori dalle segrete stanze di negoziatori ed economisti. Questo le elezioni USA, dove tutti i candidati si dichiaravano contrari al TPP, ce lo hanno insegnato. E ce lo hanno insegnato i nostri compagni Uruguayani e Paraguayani che con la loro lobby hanno spinto i due paesi a ritirarsi dal TISA. Occupare le piazze e le prime pagine dei giornali per essere capaci di influenzare le decisioni politiche è ciò che ci rafforza ed indebolisce i nostri avversari.

Altrettanto orgoglio e soddisfazione permettetemi di esprimere sulla nostra campagna per la Giustizia Fiscale.

Tre anni fa pochi scommettevano che la tassazione delle multinazionali sarebbe diventato un tema tanto scottante per il mondo politico. Molti pensavano che il programma BEPS dell’OCSE avrebbe placato il malcontento che covava sotto la cenere. Oggi sappiamo che anche questo argomento è stato sottratto al confronto tra “esperti” e portato alla luce del sole.

Non sto dicendo che abbiamo fatto tutto da soli. Certamente le rivelazioni di “Lux- Leaks” e “Panama Papers” hanno svelato la dimensione del fenomeno dell’evasione ed elusione fiscale delle multinazionali, l’intricata matassa dello scambio di favori tra politici e multinazionali che costituisce il vero scandalo e la ragione profonda dell’ineguaglianze crescente.

A nostro merito ascrivo il fatto di avere saputo “fiutare l’aria”, capire che era il momento di lanciare questa sfida. Contribuire concretamente alla creazione di ICRICT, lndipenpent Commission for the Reform of International Corporate Taxation, che ha avuto un ruolo strategico nei fora internazionali sul finanziamento allo sviluppo. Tradurre in linguaggio comprensibile e in programmi di formazione per sindacalisti le complesse dinamiche che autorizzano le multinazionali a non pagare le tasse, e abbiamo anche lanciato studi di caso sulle imprese. Senza il fondamentale contributo di SEIU e di EPSU nella campagna su McDonald’s in Europa e di ITF nella campagna su Chevron in Australia, queste due imprese non sarebbero state condannate dai loro rispettivi governi per i il danno milionario causato dalla loro attività di elusione fiscale.

Ma soprattutto non avremmo dimostrato che possiamo osare di metter in discussione il sistema e che sì! Davide può ancora sfidare e vincere Golia!

Anche qui è stato determinante essere in grado di costruire alleanze, di creare sinergie con tante organizzazioni che arricchiscono la nostra capacità di influenzare la politica.

Ma permettetemi di riconoscere che senza il contributo della Friedrich Ebert Stiftung la nostra volontà non sarebbe bastata e che il loro sostegno è arrivato da subito, quando ancora molti non credevano che libero commercio e tassazione potessero essere argomenti per campagne diffuse e popolari del sindacato.

Oggi la visibilità di PSI è cresciuta in tutte le sedi ONU dove partecipiamo e dove, spesso siamo l’unica Federazione Globale a rappresentare i lavoratori. Il nostro ruolo è apprezzato e riconosciuto da decine di partners internazionali. Il lavoro fatto sugli Obiettivi di Sviluppo Sostenibile ne sono la prova così come la nostra partecipazione nella CSW, Commission on the Status of Women. Nel Global Compact sulla Migrazione. Un credito che si dimostra nei piccoli, ma costanti avanzamenti del riconoscimento del ruolo dei lavoratori e dei sindacati nelle politiche per lo sviluppo e l’eguaglianza.

La nostra partecipazione all’OCSE, al FMI, alla BM ha assunto un carattere più selettivo ed in coerenza con le nostre priorità: privatizzazione dei servizi pubblici, governance delle pubbliche amministrazione, tassazione delle multinazionali, corruzione, sanità, public utilities, digitalizzazione.

Infine, del nostro lavoro all’OIL ho detto, ma non posso tacere due argomenti importanti.

Il primo è il Memorandum tra OIL e ISO per la definizione di standard di sicurezza per i lavoratori. Negli ultimi due anni ci siamo molto impegnati affinché i nostri affiliati lavorassero con le confederazioni per respingere gli standards ISO. Il contenuto di quelle proposte non era accettabile, ma vi è anche una questione pregiudiziale. Il fatto che con il Memorandum l’OIL esternalizza una sua funzione specifica per la protezione dei lavoratori ad un organismo privato, dove i lavoratori non hanno udienza! Difendere il tripartitismo dell’OIL è difendere la funzione dei sindacati, la nostra funzione.

Io credo che dovremmo denunciare il tentativo di ridurre l’autonomia del sistema tripartito che si manifesta in molte direzioni, dagli standard di sicurezza della Banca Mondiale ai piani per il lavoro dignitoso dell’OCSE, con il chiaro tentativo di svuotare la funzione dell’OIL, unico organo internazionale in cui il sindacato ha pari dignità, ma soprattutto, pari status con le altre componenti.

Il secondo argomento è il diritto di sciopero. Durante la Conferenza Internazionale del lavoro del 2012 il gruppo degli Imprenditori mise in discussione l’interpretazione, da molti anni confermata dal Comitato degli Esperti per L’applicazione delle Convenzioni e Raccomandazioni e dal Comitato per la Libertà di Associazione, che il diritto di sciopero è coperto dalla Convenzione 87. Seguì, negli anni successivi, la paralisi del Comitato degli Esperti e del Comitato per l’Applicazione delle Norme, fase che si concluse nel 2015 con un accordo siglato tra il Gruppo dei Lavoratori e degli Imprenditori che, in sostanza, ridimensiona il ruolo del Comitato degli Esperti, parifica il diritto di sciopero alla serrata e nega che la Convenzione 87 dia riconoscimento internazionale al diritto di sciopero. L’intesa fu firmata senza alcuna consultazione del gruppo dei lavoratori sul testo concordato e, la primavera scorsa è stata rinnovata nella totale assenza di un confronto nel Gruppo dei lavoratori e tra i GUFs.

Personalmente, ritengo l’accordo un grave errore e l’assenza di confronto tra i sindacati un metodo inaccettabile.

 Quanto al merito lascio giudicare a voi che patite quotidianamente le restrizioni del diritto di sciopero, la sua criminalizzazione fino all’arresto come è avvenuto, tra gli altri, in Spagna a 200 compagni!

Quando il dialogo sociale è privato di sostanza perché la contrattazione collettiva è impedita, quando il diritto di formare un sindacato è pregiudicato, senza la protezione del diritto di sciopero cosa resta ai lavoratori ed ai loro sindacati per farsi sentire?

Maina Kiai, Special Rapporteur ONU sul diritto di assemblea e associazione, rileva che “il diritto di sciopero è un diritto umano fondamentale inscritto nella legislazione internazionale del lavoro e la sua protezione è necessaria per assicurare società giuste, stabili e democratiche”.

ORGANISING AND GROWTH

Devo, invece, ammettere che su organizzazione e crescita non abbiamo raggiunto gli obiettivi sperati.

Stiamo rivitalizzando i networks globali di settore in sanità, enti locali, educazione e cultura, Amministrazioni Nazionali, compiendo il mandato di Durban, ma rimangono squilibri e difficoltà nella organizzazione regionale dei networks. Estenderne la presenza, e creare quelli di energia, acqua e rifiuti è necessario per potere rispondere tempestivamente ai bisogni degli affiliati locali, monitorare i processi di privatizzazione e radicare le nostre campagne nel tessuto locale.

Come anche il Comitato Donne ha più volte mostrato, dobbiamo ancora colmare il divario importante tra il grande numero di lavoratrici nei nostri settori e la loro effettiva presenza nella leadership dei sindacati affiliati.

Anche in questo congresso è evidente lo scarto tra i capi delegazione, i segretari generali o presidenti e, purtroppo, e ancora vi è chi non rispetta la regola della parità di genere in tutti gli organismi.

Discorso analogo vale per i giovani, un tema che ha infiammato le discussioni degli esecutivi regionali negli ultimi anni. Eppure, alla prova dei fatti, vedo tante, troppe resistenze, perfino nell’indicare candidati per i nostri organismi statutari. Quando avevo 30 anni, i dirigenti del mio sindacato, si sono fidati della giovane generazione che usciva dalle lotte studentesche e ci hanno dato spazio lasciandoci la direzione delle nostre organizzazioni. Oggi dobbiamo tutti osare di fare altrettanto se vogliamo dare un futuro al sindacato, se non vogliamo rischiare la fine di tanti partiti.

Il dato meno soddisfacente dei 5 anni trascorsi riguarda il numero di membri. Avevamo pensato di potere crescere, ma la conseguenza degli attacchi sul lavoro pubblico subita dai nostri affiliati si è riflessa anche sul dato di PSI.

Con qualche differenza tra le regioni, la perdita degli iscritti è contenuta, ma l’impatto sulle risorse risente della contrazione dei membri nei paesi con indice 100% e degli stipendi dei lavoratori spesso dovuta al passaggio dei servizi al privato.

Se questo dato non ci allarma per l’oggi, è necessario rafforzare la nostra capacità di attrarre nuovi affiliati per garantirci il domani. Investire nel reclutamento dei servizi sociali, sanità privata, rifiuti ci offre una prospettiva di crescita. Ma anche tra gli attuali affiliati vi è un grande potenziale di crescita se solo si consolidasse l’idea che fare sinergia può essere vantaggioso per tutti.

FINANCIAL REPORT

Il report finanziario e dei Members’ Auditors è tra i vostri documenti.

Alcuni ricorderanno che il bilancio 2012 chiuse con un disavanzo importante e preoccupante per la stabilità finanziaria di PSI, largamente dovuto alle maggiori spese sostenute per il Congresso di Durban. Nel 2013, 14 e 15 a seguito di vertenze legali abbiamo affrontato spese non preventivate per diverse centinaia di migliaia di euro. Il tentativo di stabilizzare il bilancio si è rivolto, quindi, al taglio delle spese strutturali, tra cui la chiusura di alcuni uffici sub-regionali, la non sostituzione di personale andato in pensione e il congelamento dei salari di tutto lo staff per due anni. Sacrifici importanti che voglio pubblicamente riconoscere a tutto lo staff di PSI.

Al contempo riducemmo i finanziamenti per le riunioni sub-regionali sincronizzando la programmazione in modo da non duplicare i costi né mortificare la partecipazione. Molti di voi ci aiutano ospitando riunioni ed eventi, ospitando gli uffici di PSI e contribuendo al costo dello staff, come in Brasile, Argentina, Giappone. A tutti voi un grazie sincero perché il vostro contributo unito ai nostri sforzi ci ha permesso di consolidare il bilancio e di potere contare su una pianificazione più congrua delle nostre attività.  

Credo sia un risultato da valorizzare anche perché si è prodotto con due minimi aumenti delle quote nell’arco dei cinque anni.

Per il futuro dobbiamo impegnarci a conservare lo stesso rigore e la stessa etica, nella sede come nelle regioni, ma allo stesso tempo consegno al gruppo dirigente che verrà eletto in questi giorni la necessità di una riflessione approfondita sul come assicurare nel futuro le risorse necessarie al nostro lavoro e a come rafforzare le sinergie.

PEOPLE OVER PROFIT: THE NEXT FIVE YEARS

 “La libertà di una democrazia non è al sicuro se il popolo tollera la crescita del potere privato fino al punto in cui diventa più forte dello stesso stato democratico. Questo, nella sua essenza, è fascismo”.

Così scriveva al Congresso USA il Presidente Roosevelt nell’aprile 1938. Roosevelt guardava alla tragedia Europa di quegli anni, ma parla molto anche a noi.

80 anni dopo, i segnali di una involuzione democratica e del prevaricante potere dell’interesse economico privato sono tutti davanti a noi.

Il divario tra ricchi e poveri non è mai stato tanto grande nella storia e la concentrazione di ricchezza nelle mani di pochissime persone, tanto da superare quella di moltissimi stati, rappresentano anche fisicamente il livello intollerabile di ingiustizia che la globalizzazione liberista ha prodotto in questi anni.

Conquiste che sembravano consolidate sul piano sociale, vanno riducendosi se non scomparendo, mentre coloro che non ne hanno mai goduto si trovano sempre più frequentemente e senza speranza di fronte a forme di sfruttamento che è difficile non chiamare schiavismo. Dai migranti ai bambini, dalle donne ai giovani è il lavoro a basso costo, senza tutela, senza contributi, senza stabilità, senza accesso ai servizi pubblici, che segna l’ingresso nella povertà ogni anno per milioni di persone, secondo l’OCSE, 150 milioni solo per i costi delle cure mediche sostenute privatamente.

In questo scenario il potere delle multinazionali è cresciuto fino ad imporsi sopra quello degli stati, fino a condizionare l’elezione di politici e governi e a dettarne l’agenda, quasi istituzionalizzando un sistema di corruzione internazionale.

Siamo di fronte al riproporsi in modo drammatico di brutali forme di colonialismo che nel sud del mondo, ed in Africa in particolare, fanno razzia delle risorse naturali e umane.

Il surriscaldamento del pianeta e il cambio climatico sono all’origine delle sempre più frequenti catastrofi naturali che spingono milioni di persone a fuggire dai propri paesi in cerca di salvezza come coloro che fuggono, guerre, violenze e violazioni dei diritti umani.

E’ nell’assenza di un governo globale di questi fenomeni epocali che razzismo, xenofobia, terrorismo, nazionalismo crescono manipolando le paure e le incertezze della gente. In una parola cresce il fascismo.

Così nascono Trump, Temer, Macri, la Brexit, gli impresentabili governanti dei paesi della nuova cortina di filo spinato dell’Europa orientale. E sono certa, nessuno di noi immaginava che il nostro congresso potesse svolgersi sotto la minaccia di un’insensata guerra nucleare!

Questa situazione è la dimostrazione del fallimento dell’élite che pretende di governare il mondo. G7, G20, ma anche l’OCSE, World Economic Forum, sono club esclusivi capaci di attuare le scelte del capitale, ma inadatti a governare tempi difficili e sfide epocali.

Tutte le volte che ci siamo dichiarati “favorevoli al cambiamento”, “aperti alla modernità”, pronti ad “adattarci” come ci chiede il capitale globale, pensando di salvare la pelle, ci siamo resi corresponsabili di questo disastro.

Occorre una governance globale, nel sistema ONU, che includa tutti i paesi per superare disuguaglianze, ingiustizie e squilibri dello sviluppo. E che affronti le sfide globali con il concorso di tutti, riconoscendo il ruolo dei lavoratori e dei loro sindacati.

Del resto l’esclusione ha sempre generato le sciagure della Storia.

Noi possiamo contribuire a cambiare questa situazione lavorando di più sulle sfide globali.

Oggi la prospettiva della digitalizzazione e delle nuove tecnologia getta un’ombra sul futuro dell’occupazione in molti settori. E’ una giusta preoccupazione, ma il mercato del lavoro si è sempre evoluto con l’innovazione tecnologica. La digitalizzazione deve preoccuparci per la concentrazione spaventosa di sapere e ricchezza nelle mani delle poche multinazionali del settore che implica. E il dibattito che ne consegue riguardo il Universal Basic Income preconizza una società dove basta garantire la sussistenza alla maggioranza più debole, povera ed esclusa, per assicurare il lusso ad una sparuta minoranza. Insomma, altro fumo negli occhi per una nuova devastante campagna ideologica per il trionfo del liberismo. Di questo dobbiamo occuparci per anticipare i nostri avversari.

Le politiche di sviluppo urbano e ambientale devono includere anche i diritti dei lavoratori. In altre parole, abbiamo bisogno di un approccio olistico.

La nostra campagna sul finanziamento dei servizi pubblici deve saper collegare tassazione, corruzione e debito pubblico, che deve tornare ad essere un fattore di flessibilità della gestione della finanza pubblica mandata a rispondere dei bisogni collettivi e dell’interesse generale. E occuparsi della finanziarizzazione degli appalti di infrastrutture per sventare il subdolo attacco ai fondi pensione che è in atto e garantire la vecchiaia dei nostri lavoratori.

Valorizzare i servizi pubblici per l’inclusione di migranti, sfollati e rifugiati deve essere il contributo che diamo per sconfiggere ignoranza e pregiudizio e progettare una società più giusta e pacifica. Anche rischiando di alienarci le simpatie di qualche affiliato.

Il mondo è ad un bivio e se non osiamo prendere la leadership del cambiamento per troppi anni non ci sarà futuro per la classe lavoratrice.

Noi abbiamo una presenza diffusa nei quattro continenti. Dobbiamo saperla usare per integrare di più le nostre politiche regionali e globali con proposte chiare, radicali e inclusive per più partecipazione, più democrazia, più giustizia. E quando occorre, sapere anche dire no.

Solo così potremo costruire un mondo più giusto e solidale che metta la gente prima del profitto.

Noi siamo pronti a continuare il cammino. Con la vostra compagnia possiamo e vogliamo vincere.

Buon congresso!

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