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Las repercusiones de la austeridad sobre la salud

02 Mayo 2019
Las medidas de austeridad pueden incluir la introducción o el incremento de pagos de usuarios por servicios de salud, la supresión de subsidios y copagos aumentados por medicamentos. Esto se traduce en un mayor desembolso personal en gastos de salud. Por otro lado, la menor calidad de los servicios de salud lleva a peores resultados en la salud de la población.

La austeridad es una política que los gobiernos ponen en práctica para ahorrar dinero, ya sea a través de una reducción generalizada del gasto gubernamental como un porcentaje del PIB (Producto Interior Bruto), o de reducciones específicas. Sea cual sea su definición, la austeridad causa pérdidas concretas para ciertas personas. En los últimos años se ha convertido en un problema, sobre todo en el sur de Europa tras la crisis económica mundial de 2008 y en América Latina tras el fin del gran auge de los productos básicos en 2012.

Los gobiernos justifican la austeridad con un discurso según el cual es necesario promover la «consolidación» fiscal, «la sostenibilidad fiscal» o «racionalizar el gasto público», lo que en el lenguaje común significa contrarrestar el déficit fiscal en un corto plazo, reducir la presión de la deuda externa sobre los presupuestos públicos, y por la falaz insostenibilidad financiera de las políticas sociales aplicadas por las anteriores administraciones de la izquierda. A consecuencia de ello, la «solución» presentada es una contracción del gasto público, unida a reformas laborales, de salud y pensiones.

Las instituciones financieras internacionales (IFI) desempeñan un papel fundamental en la recomendación de medidas de austeridad; en Europa, el triunvirato, también conocido como la «Troika», compuesto por el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional las impusieron. En América Latina, las instituciones de Bretton Woods (el FMI y el Banco Mundial) parecen haber recuperado su influencia para recomendar el ajuste fiscal. Un estudio de 27 países europeos y no europeos, integrantes de la OCDE, entre 1995 y 2011 puso de manifiesto que el incremento de la deuda pública con las IFI, aparte de su volumen, se asocia a mayores recortes en salud. (REEVES, 2014)

La OIT, en una investigación conjunta con la Universidad de Columbia, elaboró un documento en el que se examinaban 616 informes nacionales del FMI de 183 países, publicados entre febrero de 2010 y febrero de 2015. El resultado mostraba que, siguiendo la receta del FMI, 56 gobiernos (de 22 países en desarrollo y de 34 países de renta alta) se planteaban reformas en el sector de la salud.

Medidas de reformas en la salud por región, 2010-15 (número de países)

Este de Asia y el Pacífico

2

Europa Oriental/Asia Central

9

América Latina/Caribe

2

Oriente Medio y Norte de África

3

Sur de Asia

0

África Subsahariana

6

Todos los países

56

Fuente: Estudio de los autores de 616 informes nacionales del FMI de febrero de 2010 a febrero de 2015.

Las repercusiones de las medidas de austeridad sobre los profesionales del sector de la salud se manifiestan de varias formas. Entre ellas: ajustes en los salarios para ahorrar —en estudio por 130 gobiernos de todo el mundo— incluido el ajuste de sueldos desvinculado de la inflación local; reducción de las inversiones en servicios públicos de salud, que podría llevar a despidos, recortes en personal médico y sobrecarga laboral; privatizaciones. Y en muchos casos, hasta se les culpa de haber causado la crisis.  

Las medidas de austeridad pueden incluir la introducción o el incremento de pagos de usuarios por servicios de salud, la supresión de subsidios y copagos aumentados por medicamentos. Esto se traduce en un mayor desembolso personal en gastos de salud.  Por otro lado, la menor calidad de los servicios de salud lleva a peores resultados en la salud de la población[1]. Los efectos son particularmente intensos en los sistemas de salud frágiles, agravando las desigualdades de salud también dentro de los países. 

Los profesionales de la salud pública no son los únicos afectados por los recortes en el gasto de salud, también los usuarios de estos servicios sufren las consecuencias. El mayor impacto se da en la franja de población con ingresos más bajos, que no puede permitirse pagar por los servicios y, por tanto, quedan excluidos o reciben menos asistencia crítica cuando son quienes más la necesitan.

También se produce un traslado de los efectos de la crisis de la esfera pública a los hogares, lo que no suele reflejarse en los análisis económicos. Las mujeres resultan más afectadas que los hombres; cuando el Estado no presta servicios sociales, suelen ser las mujeres las que se hacen cargo de los mayores, enfermos/as y niños/as, a través de un trabajo doméstico no remunerado.[2] 

Otros efectos dispares de las medidas de austeridad se asocian a un debilitamiento de la salud mental, la depresión, la ansiedad, aumento del abuso de drogas, como el alcohol y el tabaco, así como tasas de suicidio más elevadas[3]. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades ha avisado de que importantes riesgos para la salud están surgiendo a consecuencia de las medidas de consolidación fiscal introducidas desde 2008.

Un estudio sistemático de la crisis económica griega entre 2009 y 2013 observó las repercusiones siguientes en el sistema de salud del país: reducción del gasto público en salud tanto en la prestación de servicios como en la dotación de personal, reducción de las horas laborales, así como recortes en los salarios y las pensiones; reducción de la oferta de servicios de salud, incluidos los servicios prestados por hospitales universitarios; fluctuación del mercado de medicamentos, con un aumento del consumo en el periodo observado —sobre todo medicación para el tratamiento de enfermedades psiquiátricas— seguido de la reducción del consumo, lo que llevó al cierre de varios laboratorios farmacéuticos del país; reducción de la financiación en investigación biomédica[4].

En consecuencia, la calidad de los servicios de salud en Grecia se vio afectada, tanto por la restricción en la prestación de estos servicios como en la disposición del personal de salud cuyo rendimiento se vio comprometido por la situación de mayor estrés tanto en el ámbito privado como laboral. Nikolaos Grigorakis et al también llaman la atención sobre el incremento en el desembolso de los griegos a raíz de los obstáculos que impedían el normal acceso a los servicios públicos de salud. Esto se agravó con la disminución de los ingresos en los hogares como consecuencia de la elevada tasa de desempleo, así como los recortes en los salarios, en la asistencia social y en el reembolso de los gastos por parte de la seguridad social.

 Países como España y Portugal, que aplicaron políticas de austeridad, se enfrentaron a problemas similares, mientras que Islandia, donde la austeridad se rechazó por voto popular, aumentó su inversión en salud, logrando resultados diferentes[5]. Según Vieira, que realizó un amplio estudio de las repercusiones de la crisis económica y de la austeridad fiscal: 1) la crisis económica puede agravar los problemas sociales y aumentar las desigualdades sociales; 2) la crisis económica puede empeorar el estado de salud de la población; 3) las medidas de austeridad fiscal, que establecen la reducción del gasto en protección social acentúan los efectos de la crisis en la salud, especialmente las condiciones sociales; y 4) el mantenimiento de los programas de protección social es una importante medida para proteger la salud de la población y para recuperar el crecimiento económico en un plazo más corto[6].

Las políticas de protección social y de la salud constituyen un factor que mitiga los efectos del desempleo y/o la reducción de los ingresos salariales. Los países que han mantenido o incluso reforzado las políticas de protección social, incluida la transferencia de efectivo, durante los periodos de crisis, como una medida contracíclica, presentaron mejores resultados económicos y sociales, así como una menor incidencia de enfermedades mentales y suicidios.[7]

Un punto esencial en este debate, para los países latinoamericanos y otros países en desarrollo, es aprender de la reciente experiencia europea las mejores maneras de presentar resultados sólidos y convincentes sobre los efectos perjudiciales de la austeridad en la salud de la población, lo cual es útil para la negociación colectiva[8].

La ISP defiende unos servicios públicos de salud de buena calidad basados en los derechos y centrados en las personas. La inversión en los servicios sociales y de salud es fundamental y no es una carga para las cuentas públicas. Al contrario, las actividades de salud y médico-sociales generan verdadera riqueza y son asequibles incluso en los países más pobres.

El centro del debate debería ponerse siempre en las personas, no solo en el gasto. Hay otras alternativas para resolver el actual déficit fiscal que no incluyen los recortes en el gasto público, pero implican más impuestos progresivos y mayor control de la evasión y la elusión fiscal. Los gobiernos deberían mantener sus compromisos con los servicios públicos sociales, de salud y pensiones durante los periodos de crisis e introducir nuevos programas para ampliar la protección social y la atención médica para todos.

Referencias:

BARRETO, M. L. La austeridad visita a América Latina: aprendizajes de la reciente experiencia europea sobre el estudio de sus efectos en la salud Debate. Salud Colectiva. 14(4):681-684. 2018. Disponible en: http://revistas.unla.edu.ar/saludcolectiva/article/view/1990/pdf-es

Bruff, I.; Wöhl, S. Constitutionalizing Austerity, Disciplining the household: Masculine Norms of Competitiveness and the Crisis of Social Reproduction in the Eurozone. En: Hozic, Aida A. y True, Jacqui (editores): Scandalous Economics: Gender and the Politics of Financial Crises, Oxford: Oxford University Press, 92-108.

FERNÁNDEZ, A. et al. Effects of the economic crisis and social support on health-related quality of life: first wave of a longitudinal study in Spain. The British Journal of General Practice: The Journal of the Royal College of General Practitioners, v. 65, n. 632, p. e198–203, mar. 2015. https://bjgp.org/content/65/632/e198

OIT: The Decade of Adjustment: A Review of Austerity Trends 2010-2020 in 187 Countries. ESS Working Paper N.o. 53. Columbia University and the The South Centre, 2015. Disponible en: https://www.social-protection.org/gimi/RessourcePDF.action?ressource.ressourceId=53192

KARANIKOLOS, M. et al. Financial crisis, austerity, and health in Europe. Lancet (Londres, Inglaterra), v. 381, n. 9874, p. 1323–1331, 13 abr. 2013. Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(13)60102-6/fulltext

KENTIKELENIS, A. et al. Greece’s health crisis: from austerity to denialism. Lancet (Londres, Inglaterra), v. 383, n. 9918, p. 748–753, 22 feb. 2014. Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(13)62291-6/fulltext

LABONTÉ, R.; STUCKLER, D. The rise of neoliberalism: how bad economics imperils health and what to do about it. Journal of Epidemiology and Community Health, v. 70, n. 3, p. 312–318, mar. 2016. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/282361067_The_rise_of_neoliberalism_How_bad_economics_imperils_health_and_what_to_do_about_it

Mladovsky, P.; Drivastava, D.; Cylus, J.; Karanikolos, M.; Evetovits, T.; Thomson, S.; McKee, M. 2012. Health policy responses to the financial crisis in Europe (Copenhague, OMS). Disponible en: http://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0009/170865/e96643.pdf

REEVES, A. et al. The political economy of austerity and healthcare: cross-national analysis of expenditure changes in 27 European nations 1995-2011. Health Policy (Amsterdam, Países Bajos), v. 115, n. 1, p. 1–8, mar. 2014. Disponible en: http://researchonline.lshtm.ac.uk/1386879/1/1-s2.0-S0168851013003059-main.pdf

Schramm JMA, Sousa RP, Villarinho L. Políticas de austeridade e seus impactos na saúde: um debate em tempos de crises. Río de Janeiro: Centro de Estudos Estratégicos da Fiocruz, Fiocruz; 2018. Disponible en:  http://www.cee.fiocruz.br/sites/default/files/1_Joyce%20M-R%C3%B4mulo%20P-Luiz%20V_austeridade_1.pdf

SIMOU, E.; KOUTSOGEORGOU, E. Effects of the economic crisis on health and healthcare in Greece in the literature from 2009 to 2013: a systematic review. Health Policy (Amsterdam, Países Bajos), v. 115, n. 2 1, p. 1-119, mar. 2014. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0168851014000475/pdfft?md5=86e37425eee9a50b2ef85e03a9e6e887&pid=1-s2.0-S0168851014000475-main.pdf

Stuckler, D.; Basu, S. 2013. The body economic: Why austerity kills (Nueva York, NY, Basic Books).

Organización Mundial de la Salud (OMS). 2010. Financiación de los sistemas de salud: el camino hacia la cobertura universal, Informe sobre la salud en el mundo 2010 (Ginebra). Disponible en: https://www.who.int/whr/2010/whr10_es.pdf

VIEIRA, F. S. Crise econômica, austeridade fiscal e saúde: que lições podem ser aprendidas?. Brasilia: Instituto de pesquisa econômica aplicada, 2016. Disponible en: http://repositorio.ipea.gov.br/handle/11058/7266.




[1] Ver Karanikolos et al., 2013; Mladovsky et al., 2012

[2] Bruff y Wöhl, 2015

[3] Ver OMS, 2011; Stuckler y Basu, 2013

[4] Simou y Koutsogeorgou, 2014

[5] Karanikolos, 2013

[6] Schramm, Paes-Sousa y Pereira Mendes, 2018

[7] Fernández et al., 2015; Karanikolos et al., 2013; Kentikelenis et al., 2014; Labonté E Stuckler, 2016

[8] Barreto, 2018

Ver también