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Antes de que estallara la crisis del Ébola, el sector sanitario de Liberia adolecía de fondos y de recursos. Sólo contaba con tres trabajadores sanitarios por cada 10,000 personas, cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera necesarios 41 para considerar adecuado un sistema de atención sanitaria.
Afortunadamente para los tres países afectados por el Ébola, la comunidad internacional intervino y hoy, finalizado ya el periodo de emergencia, los materiales sobre prevención y control de infecciones están ampliamente disponibles. Esta disponibilidad debe mantenerse en todo momento, para evitar que vuelva a producirse este número masivo de muertes entre el personal sanitario y la población. Los trabajadores y trabajadoras de la sanidad siguen necesitando capacitación y la formación continua de repaso sobre el control del Ébola por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otros organismos, para que estén preparados para acometer esta tarea en todo momento.
Lamentablemente, nadie cuida de quienes se encargan de cuidar a los enfermos del país.
Miles de trabajadores y trabajadoras sanitarios voluntarios, que llevan años sirviendo a su país, continúan trabajando gratuitamente. Se trata de hombres y mujeres profesionales, con empleos precarios, sin seguridad social, sin planes de pensiones, sin prestaciones médicas o por fallecimiento, pero que realizan las mismas tareas y tienen las mismas responsabilidades que quienes poseen un puesto de trabajo oficial.
La sanidad carece de suficiente personal y los sindicatos del sector de la salud en el país están librando una batalla intensa para obtener, ante todo, un empleo oficial para estos trabajadores y trabajadoras voluntarios, al tiempo que reivindican unos salarios adecuados, un complemento por peligrosidad y la formación y equipos de protección apropiados. En los últimos 10 años, ni uno solo de los trabajadores sanitarios ha sido vacunado contra ninguna enfermedad y no se ha instalado en los centros de trabajo ninguna división de salud y seguridad ocupacional.
La represión sindical y la intimidación es moneda común en el país. Si bien Liberia ha ratificado el Convenio 98 de la OIT sobre el derecho de sindicación, sigue prohibiendo a los funcionarios afiliarse a un sindicato. A la National Health Workers' Association of Liberia (NAHWAL), que representa a los trabajadores y trabajadoras sanitarios del sector público, a pesar de haber cumplido todos los requisitos y de haber pagado el impuesto del registro mercantil como sindicato durante dos años seguidos, se le deniega la certificación sindical y su propio gobierno no la reconoce. En consecuencia, los sindicatos de trabajadores y trabajadoras sanitarios no están incluidos en las consultas del gobierno.
En febrero de 2014, después de la huelga nacional convocada para protestar por las condiciones laborales y la falta de equipos de protección y medicación, el Ministro de Sanidad de Liberia despidió arbitrariamente a 22 dirigentes sindicales en todo el país. Aunque 20 de ellos fueron reincorporados más tarde, aún continúan despedidos el Presidente de NAHWAL, Joseph S. Tamba y el Secretario General, George Poe Williams. De los 22 dirigentes despedidos, Martha C. Morris, responsable de la División de Bong County, pudo reincorporarse después de ocho meses sin nómina. Lamentablemente, tras cuestionar abiertamente las condiciones laborales y los salarios del personal en una Unidad de Tratamiento del Ébola, se le volvió a negar el empleo y jamás le devolvieron los ocho meses de salario que el gobierno le adeuda. Otro de los dirigentes de NAHWAL, Borris Grupee, de la División de River Cess County, fue transferido a un pueblo aislado desde donde le resulta imposible ocuparse de los asuntos relacionados con NAHWAL.
Estos despidos arbitrarios de dirigentes sindicales están intimidando a los trabajadores y trabajadoras que carecen de estabilidad en sus empleos. Muchos miembros del sindicato temen que les identifiquen con sindicatos.
En febrero, y más tarde en octubre de 2014, después de una serie de huelgas de los trabajadores y trabajadoras sanitarios, el gobierno contrató a personas sin experiencia, algunas ni siquiera profesionales de la salud, y les prometió tres veces el salario habitual, mientras amenazaba con despedir a quienes no se presentaban al trabajo. A muchos de ellos no les pagaron nada de nada.
A pesar del acuerdo firmado el 9 de agosto de 2014 entre el Presidente Johnson Sirleaf y el sindicato representante del personal sanitario, no todos los trabajadores y trabajadoras sanitarios han recibido su complemento por peligrosidad del Ébola. Muchos trabajadores sanitarios del sector público han recibido una porción de la cantidad a la que tienen derecho, mientras muy pocos trabajadores sanitarios del sector privado han recibido pago alguno. La falta de compensación económica apropiada se agrava por los errores administrativos y se acaban acumulando atrasos en el pago de los salarios regulares, sobre todo en las zonas de difícil acceso.
Tanto al sindicato del sector público, NAHWAL, como a su homólogo en el sector privado, la National Private Sector Health Workers' Union of Liberia (NPSHWUL), les preocupa enormemente que el gobierno diga que ya ha pagado a todos los trabajadores y trabajadoras sanitarios públicos, a los encargados de la trazabilidad de los contactos y a los miembros de los equipos de respuesta.
Los sindicatos exigen saber exactamente a cuántos trabajadores y trabajadoras sanitarios se ha pagado y reclaman la creación de un órgano neutral, formado por representantes del gobierno y de los trabajadores, para validar las cifras. Los sindicatos piden, además, la ampliación del plazo para reclamar, para permitir a quienes viven en lugares de difícil acceso conocer y responder a las peticiones, y dar la oportunidad a los trabajadores y trabajadoras sanitarios del sector privado de verificar sus pagos.
Para más información, ver el comunicado de prensa de NAHWAL (PDF)