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Unas 150 mil personas marcharon el miércoles, 24 de mayo, hacia el Congreso Nacional de Brasil, en la capital Brasília, para protestar contra las reformas laboral y del sistema de jubilación defendidas por el gobierno, además de exigir la salida del presidente Michel Temer y la realización de elecciones directas. La movilización, convocada por las mayores centrales sindicales del país y considerada histórica, fue duramente reprimida por la policía militar del Distrito Federal.
El mismo miércoles, Temer emitió un decreto convocando a las Fuerzas Armadas a actuar contra las protestas. El jueves, 25 de mayo, el presidente revocó el decreto.
Durante la mañana del miércoles, trabajadoras y trabajadores de todas las regiones de Brasil de reunieron en el Estadio Mané Garrincha y desde ahí caminaron por las calles de la capital brasileña hacia el Congreso. La marcha, bautizada de “Ocupa Brasília”, fue organizada para exigir la suspensión de la tramitación en el Legislativo de las reformas laboral y del sistema de jubilación, consideradas bastante dañinas para la población trabajadora.
Luego de la revelación de un audio en el cual Michel Temer se pone de acuerdo con el dueño del frigorífico JBS con respecto al pago por el silencio del diputado Eduardo Cunha – quien comandó el proceso de destitución de la presidente Dilma Rousseff y que actualmente se encuentre preso por corrupción –, las consignas “Fuera Temer” y “Directas ya” ganaron más fuerza y también estuvieron muy presentes en la protesta en Brasília.
Para el presidente de la Confederación de los Servidores Públicos del Brasil (CSPB) João Domingos Gomes dos Santos, quien es miembro del Comité Ejecutivo Mundial de la ISP, la marcha superó todas las expectativas.
“Esta marcha representó la percepción de la sociedad brasileña de que solamente ‘el pueblo salva al pueblo’. La sociedad entendió que no debe esperar ningún beneficio de este Congreso Nacional, particularmente de la Cámara de Diputados, que, bajo la presidencia del diputado Rodrigo Maia, realiza la más cruel de las legislaturas, una legislatura de venganza contra el pueblo, de destrucción de todo el sistema de protección social conquistado por la sociedad brasileña a lo largo de más de un siglo a costa de luchas, sudor, exilio, sangre, prisiones, muertes, es decir, de la lucha social de la clase trabajadora.”
Juneia Batista, presidenta del Comité Mundial de Mujeres de la Internacional de Servicios Públicos (WOC-ISP) y dirigenta de la CUT, afirma que la movilización del miércoles es un hito en la historia de Brasil:
“Varios matices ideológicos se unificaron por la primera vez en muchos años para construir la que considero como la mayor marcha ya realizada en Brasília. El ‘Ocupa Brasília’ será un marco de la determinación de un pueblo que ya no admite ser aplastado por tantas medidas de austeridad y de retirada de derechos. El “Ocupa Brasília” envió un mensaje al Congreso corrupto y al gobierno golpista: ni las bombas de gas lacrimógeno nos harán retroceder en nuestro objetivo de interrumpir la tramitación de las pautas conservadoras representadas por las contrarreformas laboral y del sistema de jubilación”.
Sobre la convocación de las Fuerzas Armadas, João Domingos dice:
“¿El gobierno ha decretado guerra contra el pueblo? (...) ¿La intervención serviría para permitir que el gobierno vote, bajo las sombras de una intervención militar, las nefastas reformas del sistema de jubilación y laboral en un ambiente de ‘asepsia popular’, cobardemente escondido del pueblo?”.