Trabajadores/as municipales: las personas invisibles y mal pagadas que hacen funcionar nuestras ciudades
31 Octubre 2017
Imagínese una ciudad sin acceso a agua potable ni saneamiento, con contenedores rebosando de basura acumulada. Una ciudad sin guarderías infantiles ni transporte asequible, sin espacios públicos seguros al aire libre para que jueguen los niños y niñas o sin parques verdes para disfrutar. Una ciudad con las aceras llenas de grietas y agujeros, con atascos de tráfico de pesadilla e insegura para los peatones y los ciclistas. Sin estos y muchos otros servicios urbanos esenciales, las ciudades se derrumban, las economías locales no pueden funcionar y los habitantes padecen una peor calidad de vida.
Cuando la gente tiene problemas, recurre a la instancia de gobierno más próxima: su ayuntamiento. En 2016, un devastador terremoto sacudió Ecuador. Mientras el Gobierno nacional no había acabado aún de evaluar las víctimas y los daños, los trabajadores y trabajadoras municipales ya estaban cavando entre los escombros. Diego Celorio, un trabajador del servicio de aguas de la ciudad de Pedernales, descubrió a varias personas aún con vida atrapadas en un auto. Él y sus colegas se apresuraron a sacar las máquinas del depósito municipal para rescatarlas. Celerio y sus colegas lograron salvar 20 vidas, a pesar de que en ese momento no habían llegado todavía ni los especialistas ni los expertos.
El estudio realizado por el Sindicato Canadiense de Empleados Públicos identificó más de 80.000 categorías profesionales diferentes en el gobierno local. Sin embargo, estos trabajadores y trabajadoras pasan casi desapercibidos y, por lo general, están infravalorados.
Los/as trabajadores/as municipales constituyen la mayoría del personal del sector público en todo el mundo, aunque hay pocas estadísticas fiables al respecto. Un estudio de la OCDE de 2016 contó más de 500.000 gobiernos municipales en todo el mundo. Pero la base de datos estadísticos de la Organización Internacional del Trabajo tiene datos parciales sobre el empleo de los gobiernos locales de sólo 33 países, que suman aproximadamente 65 millones de trabajadores/as, sin incluir a China ni a la India.
El sistema de las Naciones Unidas sólo tiene en cuenta a los Gobiernos centrales a la hora de formular las políticas globales. Los gobiernos locales carecen de voz en materia de impuestos, de inversiones y acuerdos comerciales mundiales, a pesar de que estos a menudo tienen un impacto directo en sus ciudades, comunidades y finanzas.
El empleo precario, los salarios de miseria, la falta de formación, de equipamiento de seguridad y los ataques a sus derechos sindicales son la realidad con la que tienen que convivir día a día estos trabajadores/as en muchos países. Luego de 17 años de lucha, los trabajadores y trabajadoras municipales de Buenos Aires obtuvieron en 2015 una gran victoria, al proclamarse la Ley de Paritarias. Antes de esta ley, los alcaldes tenían poderes feudales sobre los empleados municipales y podían determinar unilateralmente sus salarios, las contrataciones y los despidos, así como las relaciones laborales, según afirma Hernán Doval, líder del sindicato municipal y político. La nueva ley establece normas y procedimientos profesionales para la contratación, los traslados y los despidos, fija topes al empleo ocasional, establece un salario digno y obliga a los alcaldes a negociar con los sindicatos municipales.
La Internacional de Servicios Públicos eligió el 31 de octubre –Día Mundial de las Ciudades de las Naciones Unidas— para lanzar una campaña durante nuestro Congreso mundial en Ginebra, con el fin de concientizar sobre la labor que realizan los profesionales de los servicios públicos en los gobiernos municipales y locales, prestando estos servicios esenciales.
El gobierno que más incide en nuestro día a día es el gobierno local. Así que, la próxima vez que disfrute de un paseo por una calle limpia, abra un grifo y salga agua potable, o se recueste en el césped de un parque para leer un libro, dedique un pensamiento a agradecer el trabajo de los trabajadores y trabajadoras municipales, que logra hacer funcionar su ciudad.