Join us at publicservices.international - for all the latest news, resources and struggles from around the world.
We are no longer updating world-psi.org and it will be progressively phased out: all content will be migrated to the new site and old links will redirect eventually.
En términos generales, se estima que las multinacionales estadounidenses, con objeto de reducir sus obligaciones fiscales, desviaron en 2012 entre 500.000 y 700.000 millones de USD —un cuarto de sus beneficios anuales — fuera de los Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y otros países, para trasladarlos a un puñado de países como Luxemburgo, Países Bajos, Irlanda, Suiza y Bermudas. Ese mismo año, las multinacionales estadounidenses declararon 80.000 millones de USD de beneficios en Bermudas —cifra que supera los beneficios declarados en Japón, China, Alemania y Francia juntos—.
Claire Godfrey, Responsable de Política de la Campaña de Oxfam Iguales, afirma:
“Países ricos y pobres sufren una hemorragia de dinero porque las multinacionales no están obligadas a pagar los impuestos correspondientes allí donde obtienen el dinero. El precio más alto lo pagan los países más pobres. La falta de fondos para los servicios públicos es una lacra en el mundo entero, pero los más vulnerable son los que más la padecen”.
Rosa Pavanelli, Secretaria General de la Internacional de Servicios Públicos, afirma:
“La indignación pública no dejará de crecer si los líderes del G20 permiten que las mayores corporaciones del mundo continúen evadiendo miles de millones en impuestos, mientras aumentan las desigualdades, avanza la austeridad y los recortes de los servicios públicos”.
En su reunión anual, que tendrá lugar en Turquía del 15 al 16 de noviembre, los jefes de Estado del G20 se sentarán a analizar un paquete de medidas que, según dicen, abordarán la evasión fiscal corporativa.
Alex Cobham, Director de Investigación de la Red de Justicia Fiscal, afirma:
“Las medidas sobre la tributación de las sociedades que adoptará el G20 esta semana son insuficientes. No frenarán la espiral descendente en la que está sumida la fiscalidad corporativa; no aportarán la transparencia necesaria para que rindan cuentas las compañías y autoridades tributarias. En interés propio, el G20 debería apoyar una reforma más profunda del sistema fiscal mundial”.
Doce países — los Estados Unidos, Alemania, Canadá, China, Brasil, Francia, México, India, Reino Unido, Italia, España y Australia— representan alrededor del 90% de todos los beneficios no declarados por las multinacionales estadounidenses. Por ejemplo, las multinacionales estadounidenses realizan el 65% de sus ventas, contratan al 66% de su personal y mantienen el 71% de sus bienes en los Estados Unidos, sin embargo, sólo declaran el 50% de sus beneficios en dicho país.
Mientras los países del G20 pierden el mayor volumen de dinero, los países de ingresos escasos, como Honduras, Filipinas o Ecuador, son los que más sufren, porque la recaudación fiscal de las empresas representa un porcentaje mayor de sus ingresos nacionales. Se estima, por ejemplo, que Honduras podría aumentar su gasto en sanidad y educación entre un 10% y un 15% si se impidiera que las multinacionales estadounidenses desviaran sus beneficios a otros países.
Dereje Alemayehu, presidente de la Alianza Mundial por la Justicia Fiscal, afirma:
“Si las grandes economías del G20, a pesar de contar con una legislación tributaria consolidada y unas autoridades fiscales con los recursos suficientes, no logran impedir el fraude fiscal de las empresas, ¿qué esperanza tienen los países pobres, cuyas administraciones tributarias son más débiles y con menos recursos? Los países pobres necesitan sentarse en la mesa de negociaciones sobre las reformas tributarias, para velar por que puedan reclamar la recaudación fiscal que tan desesperadamente necesitan para enfrentar la pobreza y las desigualdades”
La Red de Justicia Fiscal, Oxfam, la Alianza Mundial por la Justicia Fiscal y la Internacional de Servicios Públicos están instando al G20 a que apoye más reformas del sistema tributario mundial, en las que participen todos los países en pie de igualdad. Estas reformas deberían abordar eficazmente las prácticas fiscales perniciosas, como el desvío de beneficios y la utilización de los paraísos fiscales por parte de las empresas, y debería poner fin a la espiral descendente de los impuestos de sociedades en general.