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El sindicato internacional de empleados de servicios, Services Employees International Union (SEIU) y el sindicato de enfermeras, California Nurses Association (CNA), ambos afiliados a la ISP, acogen con satisfacción esta nueva disposición. Los dos sindicatos llevaban varios años reclamando una mayor protección del personal sanitario frente a las agresiones en su lugar de trabajo, especialmente luego de que, en 2010, un paciente estrangulara a una enfermera en el hospital público psiquiátrico de Napa.
Kathy Hughes, enfermera y portavoz de la división de enfermería del sindicato SEIU, la SEIU Nurse Alliance of California señala: “Lamentablemente, [la violencia] es algo que ocurre a diario.” Pero, añade, “la violencia no debería formar parte de nuestro trabajo”. Para lograr este objetivo de trabajar en unos servicios de salud libres violencia, la CNA auspició un proyecto de ley, hace dos años, en el legislativo del Estado de California, para imponer este año unas normas más estrictas que consigan frenar estos riesgos.
A principios de marzo, la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de los Estados Unidos presentó ante el Congreso estadounidense una imagen desoladora de los incidentes violentos que padece el personal sanitario en el ejercicio de su profesión. Su informe titulado Workplace Safety and Health: Additional Efforts Needed to Help Protect Health Workers from Workplace Violence (Salud y seguridad laboral: son necesarios más esfuerzos para ayudar a proteger al personal sanitario de la violencia en el trabajo), señala: “El personal sanitario registra niveles sustancialmente mayores que el resto de los trabajadores, de lesiones no mortales provocadas por agresiones en el trabajo”. En 2011 —el último año para el que hay disponibles estadísticas generales — el “número de incidentes estimados de violencia en el trabajo no mortales en centros de salud fluctuó entre los 22 250 y los 80 710”.
Esta peligrosa tendencia ya se identificó hace 11 años como un problema para la prestación efectiva de los servicios sanitarios por parte del personal. En el Framework Guidelines for Addressing Workplace Violence in the Health Sector Training Manual (Manual de formación sobre las directrices marco para abordar la violencia laboral en el sector de la salud), publicado por la OIT, la OMS, la ISP y la ICN, observamos que, si bien la violencia en el lugar de trabajo “afecta a todas las categorías de trabajadores en prácticamente todos los sectores… El sector de la salud presenta un riesgo significativo, debido a las características fundamentales de los servicios prestados en el entorno de trabajo actual”, que se caracteriza por el estrés que imponen las reformas neoliberales y la inestabilidad social.
A pesar de ello, los sindicatos CNA y SEIU tienen el convencimiento de que es posible cambiar la situación, si pasamos a la acción. Los sindicatos del sector sanitario deben influir activamente en la política y la legislación para que entren en vigor los protocolos y marcos normativos necesarios para frenar los incidentes de violencia en el trabajo. La California Hospital Association, una asociación compuesta por médicos y empleadores de personal sanitario, se posicionó contra la nueva normativa cuando los legisladores la debatían en 2014. Pero los sindicatos plantearon sus argumentos y movilizaron a la opinión pública en apoyo al proyecto de ley.
La nueva normativa californiana podría servir como modelo al resto del país si estos sindicatos reciben el apoyo de los trabajadores y trabajadoras, a través de movilizaciones, y de los sindicatos del sector de la salud de todos los Estados Unidos. No se trata de una solución única válida para todas las situaciones. Lo más innovador de esta normativa es que el personal sanitario desempeña un papel central a la hora de valorar los riesgos de violencia en su lugar de trabajo, que culmina con el establecimiento de planes de prevención de lesiones.