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El anuncio de Cunha vino precisamente un par de horas después de que se confirmó que él sería juzgado por el Consejo de Ética de la misma Cámara, debido a acusaciones graves de corrupción, incluyendo dinero escondido en bancos suizos – lo que es un crimen en Brasil – que pueden llevar a revocación de su mandato.
Ahora, ambos procesos – el impeachment de Dilma y la revogación del mandato de Cunha – tramitan paralelamente. Cada cual apostando que el otro se va a caer primero. Contra Dilma no hay comprobación de ningún tipo de corrupción, pero contra Cunha, que quiere impedir Dilma, ya está todo confirmado.
En la práctica, el proceso de impeachment, que acaba de adquirir carácter oficial y debe arrastrarse entre 2 y 6 meses, ha sido alimentado por la derecha – como un Golpe de Estado – desde octubre de 2014, cuando Rousseff ganó las elecciones presidenciales por un margen de 3,5 millones de votos (de un total de 105 millones de votos válidos).
Para lograr un mínimo de gobernabilidad, el gobierno Dilma se vio envuelto, entre otras cosas, en la práctica de la distribución de puestos de gestión pública – lo que también le hizo rehén de los partidos que componen la coalición de gobierno, como el PMDB de Cunha y de su vicepresidente Michel Temer, partido históricamente involucrado con la corrupción. En Brasil, no hay gobernabilidad si no hay la mayoría de los parlamentares apoyando el gobierno.
Añadido a una ofensiva orquestada por los medios de comunicación mainstream, aliados tradicionales de la derecha, el gobierno Dilma se quedó a merced de la divulgación de los ya esperados escándalos de corrupción que suelen brotan en ambientes de negociación como estos – mientras escándalos aún más grandes protagonizados por el PSDB (partido de derecha que gobierna diversas provincias del país) son quirúrgicamente escondidos y no llegan a los titulares de los periódicos.
También hay que observar que el sistema judicial brasileño es demasiado conservador, donde los procesos contra un gobernante de izquierda son juzgados rápidamente y además por lo general terminan en condena. Sin embargo, todas las denuncias graves de corrupción en los actuales gobiernos de derecha en nivel subnacional no reciben lo mismo trato, así muchos siquiera son juzgados hasta que pierda el plazo de validad para cualquier tipo de condenación.
También debe recordarse, en el medio de todo esto, de la mirada interesada de los países más ricos sobre la dirección de Brasil, en particular de sus empresas petroleras interesadas en la explotación de petróleo que en Brasil se da por la empresa estatal Petrobrás. Lo proceso de espionaje que Dilma fue sometida por parte del gobierno estadounidense – algo demostrado por las denuncias hechas por Wikileaks, es parte de esos intereses internacionales.
Además, hay muchos indicios que los movimientos de oposición que llenaran las calles en Brasil están siendo financiados por un gigantesco conglomerado petrolero internacional de propiedad de los hermanos David y Charles Koch – nombradao por la revista Forbes, en 2013, como la segunda mayor empresa privada de los Estados Unidos, superada sólo por Cargill.
Repercusiones
La abertura del pedido de impeachment fue duramente condenada entre defensores tradicionales de la democracia en el país.
La Confederación Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) condenó el intento de derrocar la presidenta, advirtiendo que "en este grave momento de la vida nacional" no se puede "permitir cualquier riesgo de falta de respeto al orden constitucional."
En un comunicado, el organismo de la Iglesia Católica en el país, se pregunta: "¿Qué autoridad moral se fundamenta una decisión capaz de exacerbar la situación nacional con consecuencias impredecibles para la vida del pueblo?". Y añade: "El impeachment de un presidente amenaza dictados democráticos, ganados a duras penas".
También, los medios académicos y artísticos, liderados por Chico Buarque de Hollanda, el cantante más significativo de Brasil, repudiarán de inmediato el proceso de impeachment contra la presidenta Dilma.
Hay un consenso entre las organizaciones sociales y sindicales de que lo que está ocurriendo es un intento inaceptable de golpe que amenaza la estabilidad de las instituciones brasileñas y en consecuencia el Estado democrático de derecho en el país. Algo que amenaza a Brasil y su democracia.
¿Fin del ciclo progresista en América Latina?
Para muchos analistas, la situación brasileña, el resultado de la elección presidencial argentina y de las elecciones parlamentarias venezolanas intensificaron el debate sobre si estaríamos o no ante el 'fin de ciclo' abierto por los triunfos electorales de Chávez, Lula y Néstor Kirchner.
Lo cierto es que estos tres países cumplieron hasta ahora un papel decisivo en el proceso de integración regional. Evidentemente que la situación para la integración se tornará más difícil a partir de ahora.
Tom Jobim, uno de los compositores más conocidos de Brasil, solía decir que “Brasil no es para principiantes”. De hecho, intentar entender la situación actual del país es la mayor prueba de eso.
Para leer más, notas sobre la coyuntura política de Brasil:
CUT (Central Única de los Trabajadores): http://www.cut.org.br/noticias/nota-oficial-da-cut-sobre-o-pedido-de-impeachment-contra-dilma-vamos-as-ruas-par-f836/
CNBB (Confederación Nacional de Obispos de Brasil): http://www.brasil.gov.br/governo/2015/12/orgao-da-cnbb-contesta-impeachment-e-fala-em-2018interesses-espurios2019
GR-RI (Grupo de Reflexión sobre Relaciones Internacionales): http://brasilnomundo.org.br/comunicados-gr-ri/nota-de-repudio/#.VmsMHdIrLIU